25 enero, 2009

Rufus Wainwright – Want One

 

rufus

Rufus Wainwright – USA

Want one - 2003

 

El espacio gira,  y yo reposando desde ayer en mi cama, veo tv, chateo, y escucho música, mato el tiempo pero tampoco quiero que llegue el mañana. El sol está ahí, arriba y todos se van a la playa y yo estoy guardado en mi cuarto con mis discos que se ofrecen para ser tocados. No es tan malo de todas formas, esa compañía a veces  resulta mejor que muchas otras. Pero ya quisiera poder salir a disfrutar de este verano, mi 29avo.

Mientras las cosas a mi alrededor vuelvan a tranquilizarse y paren de seguir esas orbitas difusas y momentáneas que sólo yo veo, aprovecho para tranquilizar mi mente, aquí en mi cuarto, lo estoy consiguiendo de momento, a veces las cosas llegan a uno y no se está preparado. Bien las reflexionas un poco y tratas de superarlas o bien te terminan de derrumbar el ánimo, depende de que tanto quieras afrontarlas pienso. Un disco apropiado para acompañar estas búsquedas personales  es éste.

Con Want One, Rufus le confiere melancolía al aire, pero también optimismo, es la voz de un artista que no se queja, sino que grafica soluciones y eso personalmente me agrada. Luego de tu tropiezo personal, Want One ni te va a ayudar a levantarte ni te terminará de hundir, más bien, genera ánimos y motivaciones tan necesarios para el pensar. Por supuesto que esto es a título personal, pues indefectiblemente percibo esto en cada escucha.

Ahora bien todas las composiciones de este cantautor están acompañadas además, de una orquestación relativamente compleja para lo que es la música contemporánea. Lo cual le otorga aún  más individualidad a Wainwright. Sin embargo el talento rezuma en el disco en el hecho de que raramente los arreglos se exceden, lo cual ciertamente provocaría hacer, a decir: coros almibarados y ampulosos, vientos dulzones o melodías directamente cursis. Por la trampa ciertamente se bordea pero no se llega a caer. Con esta regla respetada, las composiciones de Rufus tocan limpiamente techos a lo largo del disco, iniciando moderadamente ése éxito con la tripleta Oh what a world, I don’t know what it is, vicious world y alcanzando sus cimas en la tira Go or go ahead, vibrate, 14h street, Natasha.

Sólo con esto ya el disco demuestra en pocos minutos que Rufus es un músico a escuchar, que esta corriendo en caminos alternativos de la música actual. Recogiendo en la carrera, generosamente para las nuevas audiencias, el romance y complejidad como se hacía en décadas ya algo ocultas por el polvo de los años y sonidos sucesores en general menos complicados. Y es que si bien musicalmente es trabajado, el conjunto es de fácil escucha.

Hubo luego Want two, hasta ahora lo escuché poco, mientras tanto Want One ya es una recomendación de éste bloger. Y por qué no, una de mis más encarecidas dentro del universo que representa ésta década, la década en la que todos estamos tratando de volvernos realmente adultos.

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08 enero, 2009

Interpol – Turn on the bright lights

 

interpol


Interpol – USA/UK

Turn on the bright lights - 2002

Llegados ya casi al desenlace de la década, ya se vislumbran quienes serán los actores principales de la misma. Quienes serán los sucesores de los Radiohead, Nirvana, Pearl Jam y demases noventeros, quienes serán los héroes de las generaciones Youtube y MSN, esos artistas que dieron vida a esta década que a todas luces no parece haber sido muy digerida hasta ahora pues no han habido muchos movimientos juveniles que, ambiciosamente hablando,  definieran una generación a comparación de otras décadas. Le preguntas a la gente que le gusta y te dicen cosas como The Cure, Joy DIvision, Ramones, Morrisey, Smashing Pumpkins, etc  y que hay de la década nueva? pues no han escuchado mucho dicen y está todo bien, pues es el reflejo de que no ha habido algo realmente llamativo que les haga voltear los oídos hacia lo contemporáneo. Los artistas se han dedicado a hacer su música sin querer ser demasiado masivos y la etiqueta indie ha sido la bandera durante un buen rato. Pero han habido muchos talentos, los cuales, espero, se vayan redescubriendo con el transcurrir de los años venideros, estoy seguro que así será.

Pero Interpol sí ha logrado tener una presencia importante dentro de estos tiempos, un nombre y una imagen propias que no le deben nada a nadie, por más que hayan influencias denunciadas hasta al cansancio. Siendo una banda de participación total dentro de estos últimos años es uno de los protagonistas sin ninguna duda. Razones hay algunas pero musicalmente hablando mucho de su éxito se lo deben a este álbum agraciado por donde se lo vea.

En los últimos días de la MTV, antes de ser arrasada por Youtube existía el entrañable y noctámbulo programa llamado 120 minutos que lo veía a diario mientras estudiaba (a medias) en la universidad, la imagen de un novel Paul Banks borroso cantando en un video fue imán para darle más volumen a la TV y escuchar aquella canción tan rítmica como oscura. Eso fue inmediato, ya mismo estaba disfrutando de una de las perlas de este disco: PDA.

Luego, obstacle 1 fue demasiado como para no escuchar el disco entero. Creía que había más detrás de ese par de torres sonoras que daban cruce de espadas para el ingreso a todo el mundo de Turn on the brigth lights. Pero no sé en que andaba yo en el 2003 que el resto del disco no me llegó a gustar y lo dejé por ahí guardado. Cosas de la música, cosas de Interpol.

Un par de años atrás le di vueltas de nuevo a esta placa, otros tiempos, y mi gusto por ella arrancó y desde ahí fue como una bola de nieve a medida que la escuchaba. Ahora mismo la escucho y sigo disfrutando de su extraña atracción, algo te atrapa de ella, Obstacle al instante pero el disco entero puede tomarse su tiempo, pasan y quedan Untitled, NYC, Stella was a diver, the new, leif erickson y algo te hace volver a escucharla y no te cansa demasiado. Quizá es la inquietante voz de Paul tenebrosa a veces, quizá la excelente rítmica que le impuso el batería Sam Fogarino muy inquieto, quizá las melodías de las canciones en sí las cuales siempre son ambiguas, ni melosas ni explícitamente obscuras. Quizá es la imagen de Carlos Dengler al bajo, quizá la imagen de toda la banda con ese estilo elegante y grave característico.

Quizá (en realidad aquí creo que está la razón) es el juego de las guitarras de Banks y Daniel Kessler moduladas muchas veces por el bajo de Dengler. El gancho de Interpol, el factor que los hace triunfar por donde muchos ya han fallado. Absolutamente TODAS las canciones de este disco están adornadas magistralmente por esas 2 guitarras, ya sean abriendo temas, adornando puentes o generando paisajes, ya sabes el poder de las guitarras semi-rítmicas. La analogía de Marr con The Smiths puede servir pero ahí donde Marr ponía belleza y tristeza estas guitarras ponen rabia y angustia. Si ellas no estuvieran a tal grado de inspiración este disco sencillamente no existiría. Eficaz.

Debut potente que ya es un clásico, no he seguido el resto de su discografía, me dicen que baja un poco pero, me queda como tarea. Y si tú aún no has oído este trabajo, pues ya sabes lo que sigue…

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