29 diciembre, 2010

Las canciones más escuchadas del 2010


Esta lista inmadura la presento 2 días antes de terminar el año. Algunas son canciones a las que más veces le apliqué la mala costumbre de darles “replay”, otras básicamente traen grandes recuerdos y otras son genialidades puras que hay que respetar, y si se puede, bailar. Con el tiempo diré “¡cómo pude poner esta y no poner tal!”, lo de siempre, pero las cosas hay que registrarlas igual.

Lo mejor sería hacer esta lista 2010 finalizando el 2011 para tener más de donde sacar, pero ya no habría emoción y hoy quiero jugar.

Los álbumes que las contienen en la mayoría de casos son altamente recomendables, pero en esta época de singles, prueba primero los singles :-)


Van en estricto orden de excitación personal ascendente:

 


 


18. Beach House – Real Love
Album: Teen Dream

Victoria Legrand volvió ya no para enamorarnos, sino para matarnos.

17. LCD Soundsystem - Dance yrself clean
Album: This is happening
Esta canción esta bien, suena bien, pega bien. Murphy sigue inyectando ritmo al planeta.

16. Band of Horses – Compliments 


Album: Infinite arms
BOH hacen lo suyo y nosotros los seguimos a todas partes. Al menos hasta ahora.


15. El Aire - Oscar Abel
Disco: V
Dentro de un disco parejo de cabo a rabo, de los mejores que han salido de tierras incas, escojo una canción sencilla que me emociona. “Tu sonrisa invade mi ser,,,”


14. Underworld - Always loved a film
Album: Barking
La escuchas vivo, la bailas, la absorbes. Ahora prepárate a tenerla en tu cabeza por varios días. Es que los Underworld saben. 



13. Francois Peglau – One minute to midnight
Album: The inminent failure of Francois Peglau
Francois ahora defendiendo sus ideas desde Londres. Buen disco peruano caracho.

12. Kanye West – Monster
Album: My beautiful dark twisted fantasy
Yo quiero que la gente baile esta canción cuando yo esté en los platos. Esta mierda es buen hip hop, incluso cuando hacen el odioso “featuring”.



11. The National - Bloodbuzz Ohio


Album: High Violet
El potente e inconfundible sonido de esta banda se encuentra más maduro que nunca en esta canción de belleza arquitectónica. Esa batería es …

10. The Drums – Me and the moon


Album: The drums
La simpleza de percusión inicial pareciera indicar que nos encontramos frente a una canción inofensiva y estamos a punto de darle FW. De inmediato te das cuenta que estabas equivocado.

9. Triángulo de amor bizarro - Amigos del genero humano


Album: Año Santo
Intenté hacer una excepción y excluir canciones con estrofas de acordes gastados. No puedo. Es que no se puede con estas guitarras.

8. Janelle Monae  - Oh maker
Album: The ArcAndroid
Incluida dentro de un disco largo, impredecible, colorido y ciertamente pop, se encuentra esta linda canción de arreglos logrados. De aquellas que te hacen imaginarte cositas.


7. Ariel Pink’s Haunted Graffiti - Reminiscences
Album: Before today
A que no te esperabas una instrumental así en un disco del siglo 21. Me gusta esta banda.


6. Los Planetas - Soy un pobre granaino
Album: Una ópera egipcia
Amo a los Planetas, y por eso esta canción de 50 peniques está en esta lista. Por eso y porque se siente de puta madre cantarla a tope de garganta en concierto.

5. Arcade Fire - Modern man
Album: The suburbs


No me gustaba el disco, luego me gustó (a veces sucede). Luego en un concierto memorable estos músicos hicieron añicos mis ideas. Qué grandes los Arcades.

4. Klaus & Kinski - Mamá no quiero ir al colegio
Album: Tierra, trágalos

Bajo las mismas notas que la canción de Janelle de esta lista, estos españoles expresan con mucha ternura que la vida adulta no les gusta. Qué generosa y linda es la música. 

3. Ariel Pink’s Haunted Graffiti - Fright night (Nevermore)
Album: Before today

Yo quiero producir un disco así. Si puedo componer una canción así estará bien, pero yo quiero producir un disco así.

2. Beach House - Silver soul
Album: Teen Dream
Estos dos volvieron a grabarme una canción en el cerebro, igualito como lo hicieron con Gila. La grabaron, se mantuvo, se mantiene y espero se mantenga por mucho tiempo ahí.

1. Deerhunter - Desired lines
Album: Halcyon Digest
Cuando la escuché completa, supe que habría caído otra vez bajo el mismo truco que Bradford Cox usó en Nothing ever happened. Ya, acepto otra vez, y me quedo a vivir en ese final de canción. ¿Te dije que este tío es el mejor?

 




Buen 2011 para todos.

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26 noviembre, 2010

Smashing Pumpkins – Lima (LHF2)

 

 

26 / 11 / 10

He vuelto ronco de un concierto que no termino de aceptar. Algo le pasó definitivamente a Billy Corgan en la década pasada. Este tipo que hacía canciones brillantes como Rocket en una faceta simple y contundente, o bien Shame, más elaborada pero sin duda obtenida luego de muchas terquedades en producción por parte de él mismo, ahora es capaz de ofrecer un concierto bajo una imagen espeluznante (¿una chalina y chullo?) y no cansarse de hacer solos de guitarra heroicos que poco tienen que ver con los tiempos o el sonido calabaza, o poco deberían tener que ver siendo más critico, siéndolo al nivel que un talento como el de Billy debería merecer.



Los SP están dentro de mis bandas fundamentales, serían incluso la primera, pero también soy consciente que en vivo suenan mal, siempre lo sonaron, es el precio que pagan por tener un sonido inconexo en muchas de sus fases post Siamese Dream, aunque también es cierto que ese es el resultado obtenido tras la constante búsqueda de nuevos sonidos y estilos, inquietud que siempre fue cosa de Billy. Todos sabemos a que llevó esta actitud un tanto caprichosa y egocéntrica.



Desde el Mellon Collie, los SP siempre fueron un grupo contradictorio desde todos sus frentes, y este concierto fue exactamente eso, un concierto en el que no sabes si decir si fue bueno o malo. Vamos a ver, ¿cómo es posible que haya un playback? ¿es esto la Teletón?. Por otro lado, la versión de Ava Adore fue brutal, impecable, mejor que en estudio casi. Continuando, ¿por qué cantar una canción intima como To Sheyla y ponerle un toque bastante mediocre de acompañamiento? si parecía una balada mexicana eso. Por el contrario, las versiones de Heavy Metal Machine y Stand Inside your love estuvieron poderosas. Tampoco me convence que inicien un show con ese ícono noventero llamado today y luego suban y bajen al público intercambiando clásicos con meras canciones casi intrascendentes. Pero igual Zero, Tonight y demás clásicas me dejaron exhausto de goce.

Y poniéndome más jodido, no esperaba que Billy haga la cosa de la bandera.

Mi teoría es que esta cansado de no darle al clavo. Lo que hizo luego de los Machinas estuvo bien, pero nunca lo devolvieron al lugar incuestionable que tuvo en los noventas, y así se halla en una posición de creerse un genio incomprendido que se puede dar licencias de todo tipo en vivo o en estudio, desde hablar discursos fuera de lugar, hasta presentar setlists desafiantes y de orden poco ortodoxo. Pero por eso siempre me agradó Corgan, porque a pesar de intentarlo, nunca se adapta a nada, siempre esta inconforme y no posee una pisca de carisma. El buen Billy.

Creo que así como sucedió, convocó a una audiencia impecable que hizo todo lo que pudo por disfrutar del show (disfrutándolo al fin) y apoyó a la banda. Esta vez sí fue respetable y trató de comunicar su cariño aunque sea a veces diciéndole “pelao”.

¿El resto de la banda?. Baterista digno sucesor de Chamberlin y bajista rica. El otro guitarrista demasiado bajo perfil.

Ya esta, la próxima vez que escuche a mis queridos Smashing será sin duda en alguna sesión tranquila con Adore o bien algo más nostálgico tipo Aeroplane flies High. Siempre en estudio, no en vivo. Para mi ellos siempre serán los mejores imperfectos,


PD: Impecable lo de Stereophonics.

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24 octubre, 2010

Los Planetas en la Riviera - Madrid 15 oct 2010

Foto: Rolling Stone


Como un as del destino, mi grupo español preferido se presento finalmente en Madrid 2 días antes de que me vaya de esa ciudad. Los estuve esperando por los 6 meses que estuve ahí, y de hecho ya había perdido la esperanza de verlos, hasta que una mañana me llego por Twitter que los granadinos estarían presentando su disco del 2010 "Una Opera Egipcia" el 15 de octubre. Naturalmente esta noticia me hizo saltar del asiento. Eso era como una despedida, sin exagerar. Una a la altura de lo fantástica que había sido mi experiencia europea que desde el inicio conto con conciertos de primera línea como el de Sonic Youth y Stooges, pasando por los festivales europeos todos ellos reseñados en su mayoría en este blog. De manera que la presentación de Los Planetas era el colofón ideal para esta linda experiencia.

Lo primero que hice fue decirle a la Bea para ir juntos, pues habíamos sido compañeros de algunos otros conciertos y a ambos nos gustaba la banda, ella como española creo que no se esperaba que alguien que viene de Sudamérica pueda tener tal afición por una banda que no es especialmente famosa fuera de España. No solo acepto ir, sino que gentilmente compro las entradas ella misma. Extrañare Madrid.

El disco "Egipcio" muestra a una banda que ha emprendido una ligera incursión a sonidos pegadizos y casi alegres sin dejar de tener la base planeta que los hizo merecedores de apodo de reyes del indie español. Es decir, sonido plano, guitarras densas y las vocalizaciones sutiles tan criticadas de Jota. Si antes Los Planetas hacían rock nostálgico y enérgico, ahora lo siguen haciendo pero añadiéndole estribillos contagiantes que denotan un gusto quizá nobel de la banda por sonidos tradicionales de España y Latinoamérica.

El teloneo de los también españoles Punsetes estuvo muy bien, precisa para la fanaticada planetaria. No los había escuchado (salvo la que te manda a que te den por culo) pero ya me pondré en busca de algo de su material.

Los Planetas salieron a tocar, con un sonido impecable, habían también un par de pantallas laterales que ponían imágenes bastante prescindibles (en directo no se les puede pedir demasiado a estos tipos) y la gente estaba lista a celebrarles cualquier cosa pues es impresionante el cariño que se ganan estos tíos por donde pasan. Básicamente el concierto lo dividieron en 2 partes: La primera, una combinación regular entre el disco a presentar y el gran disco predecesor "La leyenda del espacio" cosa que me gusto bastante. Esta demás decir que se corearon con entusiasmo temas como Soy un pobre granadino, corona de estrellas, señora de las alturas, si me diste la espalda, entre las flores del campo y alegrías del incendio (esta ultima rolaza mas al estilo de los viejos Planetas, esos que cantaban a la Hermana pequeña). La segunda parte fue un regalo para que todos la pasáramos bien. Clásicas como De viaje, Santos que te pinte, La caja del diablo y Pesadilla en el parque de atracciones hicieron que los hiciéramos volver hasta 3 veces (es probable que todo estuviera preparado para eso pero...) y al final fue un concierto bastante bueno para el nivel en directo que suele presentar la banda. Se entiende por que no se habla de un concierto genial, inigualable, impresionante o ese tipo de cosas.

No parece una banda que aspire a mas de lo que ya tienen ganado, parecen satisfechos siendo famosos en un plano bajo por donde se hable español. Sus discos no varían demasiado y en vivo no se esfuerzan por complacer aun cuando saben que con solo tocar un repertorio adecuado le harían el concierto de sus vidas a sus seguidores mas constantes. Así son algunas bandas, imperfectas en muchos sentidos pero que en cada trabajo en estudio mantienen una sinceridad inalterable que al final es la que llega a capturar respeto y cariño. Quizá piensen que menos es mas, quizá no se les ocurra otra cosa, al final mientras sigan componiendo pequeños himnos todo ira bien, y si incluso esto no puede ser, siempre habrá oportunidad de escuchar Un feliz día o Mi hermana pequeña y desear ver a estos tíos comunes y corrientes haciendo en directo lo que mas nos gusta un ruido agradable.

Luego nos fuimos con la Bea a hacer lo que mas nos gusta, beber cañas y vino.

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10 octubre, 2010

U2 - estadio olímpico de Roma - 8 oct. 2010

Para una banda como U2, existen desde hace unos 15 años opiniones divididas. Realmente debería existir un contexto en el que se les pueda llamar grandiosos, pues los tipos desde tal ángulo imaginario (y no valido desde el punto de vista de la minoría critica) son los mejores.

Quiero decir, la faceta meliflua aparecida en los noventas, criticada por esta minoría mencionada (incluyéndome), pero explotada sin remordimiento por la banda, no sabemos si de puro fresco, o es que realmente les nace, es en su pobreza artística, grandiosa al mismo tiempo. La banda escribió en una buena época with or without you, luego hicieron one, y luego básicamente se dedico a hacer copias baratas de las mismas, bajo el pretexto dudoso de lo social y humanitario. El asunto es que en vivo, lo que la banda presenta es de tal calidad en conjunto, que son validos los elogios como las criticas, pero es mezquindad pura pensar que lo ganado en el rostro de los asistentes, es meramente proporcional a la pomposidad de la performance.

Interpol se pone de ejemplo. Gustándome lo que me gusta esta banda (si no iban ellos, yo no iba) dejo demostrado que nunca será una banda grandiosa. No supo tener el temple y personalidad que estoy seguro siempre tuvieron los irlandeses. Su actuación para mi pesar fue mediocre y débil, probablemente fueron devorados por aquel monstruo formado por la unión de las 60 mil personas y aquel gigantesco escenario circular, que mas parecía la edificación de los egos de Bono y The Edge. Es aquí, en esta faceta, que U2 siempre fue generosa, y eso vale mucho. Es que vas a decir lo mismo del escenario de The Wall para Pink Floyd?.

Luego del teloneo de Interpol, estaba molesto con la gente, con el horrible sonido que llegaba a la tribuna (por la que había pagado un dinero incomprensiblemente caro para lo lejos que estaba), y molesto con la banda también. Estaba listo para echarle la culpa a Bono, ya sabes, lo usual, lo fácil, lo obvio. Pero el inicio de Beautiful day , la perfección visual del escenario, la gran actitud de la banda, la puta guitarra de The Edge (ese inicio de where the streets have no name fue casi escalofriante) y el setlist pensado para gustar, todo eso fue imbatible. Claro, los momentos cansinos de los monólogos de Bono, con ese fondo melodramático infaltable; la pretenciosa unión Irlanda - Italia hecha con papeles entregados a las tribunas, o el publico mismo con esa sencillez desconcertante; son puntos que definitivamente desmerecen. Con todo y esto, fue un buen concierto, vamos, fue un excelente concierto.

De todas formas, si te quieres centrar en el discurso político y sentimentalón de la banda, y pretendes olvidarte de los inconfundibles riffs de sunday bloody sunday; o ni siquiera te excitan las líneas de bajo de new years day en vivo, o por ultimo piensas que In a little while es básicamente un caramelo de 10 céntimos, entonces lo mas probable es que tengas un problema personal con la banda. Lo que a mi me queda claro, es que 70 mil caras de satisfacción, es un trabajo que pocos consiguen tener y mantener durante el largo trayecto de 30 años.

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29 septiembre, 2010

Berlin Festival 2010

5 y 6 agosto 2010

Cruzando ciudades con conciertos, salió la buena oportunidad de juntar la famosa Berlín con Fever Ray, Fatboy Slim y Tricky. No lo pensé mucho, y le di click al botón de “book ticket”.

Fui solo, por lo tanto habría que ir a la aventura de conocer gente nueva en el hostel, en la calle, o bien en el concierto.  Y no sería difícil pues esta capital enorme y rica, contiene gente que es en general cordial y que habla al menos un poco de inglés, además me había alojado cerca del lugar del espectáculo por lo que los huéspedes éramos en su mayoría visitantes ocasionales llamados por el festival.  Me gustó Berlín, hay mucho que se puede hacer, variedad y comodidades, y si se hace el recorrido sobre bicicleta se disfruta aún más, pues esta ciudad esta completamente adecuada para su tránsito. Los teutones en cada esquina de su ciudad principal demuestran que se recompusieron de sus cenizas tan rápido como cayeron en ellas.

En un punto de mi visita, tocó el turno de enrumbar al festival, realizado en el viejo aeropuerto de Tempeholf, el que según una guía turística de dudosa credibilidad, es usado actualmente para “fiestas techno”. La impecable red de trenes S-Bahn, a veces viejos, a veces nuevos pero que ruedan al fin, me condujeron hasta ahí, pero como no estaba con mucho tiempo en la ciudad, y no me había familiarizado lo  suficiente, me perdí un poco. Luego de llegar al fin y dar un par de vueltas buscando la entrada, me di cuenta que LCD Soundtystem ya estaba sonando. Probablemente acababa de iniciar el show y yo debía apurarme. Lo hice, hasta que llegué finalmente a la entrada del recinto, sólo para encontrarme con una enorme cola de personas esperando entrar. Eso resultó como un balde de agua fría que terminó con mis posibilidades de ver a James Murphy con la calma que no tuve en el Rock en Seine. Peor aún, quizá ni lo vería en absoluto. Lo que era claro era que nuevamente llegaba tarde un show.

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Entré y el show llegaba al final, me lo tomé con calma, decidí caminar un poco, ver la situación, ir por una cerveza y acomodarme bien para ver a Editors, de quienes no soy devoto pero han hecho música que es perfectamente llamativa para vivir en directo.

Su show estuvo bien, la banda tocando sus canciones conocidas, prácticamente una tras otra. Es decir, un concierto sin complicaciones, dándole a la gente lo que quiere oir. Yo de ellos sólo he escuchado el álbum An End has a Start (recomendado por un vendedor empeñoso de las galerías Brasil cuando aún compraba), de manera que reconocí varias canciones.  La banda cae bien, es cumplidora, su batería golpea muy bien y la gente estuvo agradecida con todo eso. Fue un show decente, a la altura de una banda que no aporta nada nuevo, pero que se deja escuchar.

Me marché antes de tiempo. En el Hangar del aeropuerto se empezaba a acomodar la juventud alemana de ropas y cabellos coloridos, manadas muy parecidas a las parisinas, pero con unos centímetros más hacia arriba, listos y ansiosos todos de ver a Fever Ray (Karin para los amigos) desarrollando “on-stage” su papel particular que todos conocemos. Yo debía estar ahí, en buena posición, quizá y así le podía ver el rostro a esta tipa misteriosa que me gusta tanto.

No me equivoqué cuando supuse que eso estaría lleno, lo estaba y habría que deslizarse entre la gente con cierta frescura para encontrar un buen sitio. El hangar en su calidad de local cerrado funcionaba a la perfección para la presentación de la sueca: oscuro, cerrado e íntimo. Cosas que no se suelen encontrar en un festival. Cuando luego de un largo intro de burbujeos y rebotes sonoros, a la hora pactada (puntualidad europea imbatible) inició If I had a heart, unas 4 mil personas dentro del recinto estaban completamente al tanto de lo que haría esta mujer y su conjunto de seres raros que tenían el trabajo de músicos.

Karin mantuvo un movimiento pendular leve y gracioso durante todo el show. Con una máscara enorme que jamás se quitó de encima me mostró una imagen de mujer que nunca había visto en escena. Como un duende grande cantando que tenía una voz muy particular nos dejó a todos con la impresión de que algún momento se quitaría todo aquel disfraz y mostraría la humanidad como nuestros cerebros están acostumbrados. Nunca sucedió.

La banda también era rara. Tipos que se movían cual engendros de historias medievales. Todos calvos y con cráneos en punta, sostenían todo el aparato Fever Ray sonora y visualmente. Por último, un grupo de lámparas tenues que alumbraban a la banda por detrás, lásers y mucho humo que nunca dejo verles los rostros, terminaron por redondear este escenario casi macabro tan novedoso para muchos de nosotros.

Fue un buen concierto por ello, por la congruencia. Por esa propuesta visual, tan acorde con la imagen que siempre proyectó Karim desde los tiempo de The Knife. El público estaba con todos los sentidos en el show, no hablaba, sólo escuchaba y movía el cuerpo hipnotizado por esos sonidos e imágenes frías, por esa expectativa de que algo podía suceder de pronto, por los amagos de baile que los integrantes emprendían alternadamente en todo momento

, Yo estaba satisfecho con aquello, después de todo, el setlist enterito perteneció al único y genial disco debut de la banda y todo se prestaba para su completa absorción en vivo. En un momento me sentí en medio de un ambiente que mi mente comprendía bien. Entendía cómo sonidos que en otros lados pasarían completamente desapercibidos, o incluso asustarían un poco. Aquí, en este ambiente (donde alguna vez se procreó algo llamado Krautrock) encontraban un eco en la obscuridad e individualidad. 



Ello terminó poco más de la medianoche. Había que esperar unas 3 horas para ver a Fatboy Slim en el mismo escenario. Pronto encontré un buen sitio para hacer hora en otro rincón del festival. La fiesta silente. Aquella en donde al pasar tu observas a los bailantes con audífonos puestos y tu te ríes de ellos, pero cuando te los pones te pones a bailar tanto o más que ellos. 

Luego de bailar, joder con la gente ebria, y pasarla bien casi 2 horas con esos Senheisser puestos, vi con incredulidad en una pantalla un anuncio que decía que el show de Fatboy era cancelado porque el hangar estaba fuera de servicio, “sorry for inconveniences”.  Al dirigirme al hangar, lo único que vi con pena era que la gente, molesta, lanzaba de todo al escenario. Una conversación con el sonidista fue terminante, no habría ese concierto. Así que habría que irse a casa.

Se supone que esto fue un tema de seguridad. Se calculó mal la capacidad del festival, el hangar era cerrado, Fatboy era Fatboy, el loveparade pasado, etc, etc. Lo único que pienso es que todo eso bien pudo evitarse si hubieran puesto a un artista tan importante en un escenario abierto, como lo era el escenario principal del festival (donde tocaron Editors). Algo no cuajó bien pero no había nada que se podría hacer.

Al día siguiente, en ese mismo fallido hangar saltó Tricky a escena y nos hizo un concierto ascendente. Tanto que al comienzo la gente se empezó a retirar. Por lo que no me quedó claro si es que o bien empezó mal, o bien no tenía muchos seguidores. El ex Massive Attack, torso desnudo, calvo pero con mechón colgante, mirada maliciosa y un poco retorcida, hacía lo que le daba la gana en escena. Tampoco era un experto en ser agradable, gracioso o llamativo, era en realidad un ser enajenado y extrañísimo, tanto como lo había sido Karin un día atrás en ese mismo espacio.

Lo acompañaba la linda morena Martina Topley, vestida como para ir al instituto pero guapa al fin. Juntos tocaron en poco mas de una hora, canciones que muestran que hacen música a veces algo difícil de oír en disco, pero que en vivo si que son un disfrute. La energía del dúo, su imagen entre agresiva y tímida, y su estilo que baila entre el metal, hip hop y down tempo, son otro acto que necesariamente había que apreciar en este festival. Todo terminó con un par de canciones que nunca había escuchado pero que sonaron tan fenomenales como escuchar cualquier parte de aquel pedazo de sensualidad hecha disco llamada Maxinquaye.  Bien aquello.

Además de este par de buenos shows comentados, y salvo la gran falla de Fatboy Slim, el festival tuvo cosas a resaltar: los souveniers alternativos, la comida y variedad de tragos, las fiestas pequeñas, la decoración general bastante trabajada y los sitios de descanso que aparecían regados a lo largo del aeropuerto y que nos se limitaban a ser solamente bancos o sillas. Todas ellas buenas ideas para otros desarrolladores de festivales. Esperemos.


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22 septiembre, 2010

Rock en Seine 2010 – París

27, 28 & 29 Agosto 2010


Esta vez el festival era en una ciudad famosa que hay que tomar tiempo para descubrir, París. Y sin embargo en esta oportunidad nuestro tiempo no nos daba para hacer aquello. Pues los 3 días que estaría en la ciudad de la luz los tendría que dedicar prácticamente al festival. De cualquier forma, el mismo lo valía.



Fuimos con la Bea por esa aventura musical, llegamos el jueves en la noche, y el viernes, después de tomar un rico desayunito, con conversa masticada con el mozo incluida, nos fuimos en busca de un poco del aire e imágenes de la ciudad, en un plan de visita relámpago; es decir: una foto aquí, otra ahí, tomar el metro y de inmediato al siguiente punto. No es la mejor forma, pero no quedaba otra. A las 2pm ya estábamos saboreando un riquísimo pescadito en un restaurant de lo más normalito. Luego comprendería que los franceses cocinan magnífico. El pescado no es “maligno” como en Perú, pero es exquisito en otro estilo, más suave y menos condimentado.

Luego de ello, partimos rumbo al lugar del concierto. Calculamos mal, pues entre el metro, la caminata buscando la entrada, la cola de ingreso, la pulsera y la cerveza inicial, llegamos al primer show: nada menos que los Band of Horses iniciarían la experiencia. Lamentablemente ya estaban sonando cuando al fin nos colocamos, y tampoco estaban sonando demasiado bien. Eran las 4 de la tarde y la cosa recién empezaba a coger ambiente, pero muy de a pocos. Tarareando un par de canciones y lanzando uno que otro comentario sobre la banda y el ambiente lo empezamos a disfrutar cuando de pronto Ben Bridwell dice “thank you so much guys, see you soon”. Habíamos presenciado 5 canciones y se largaron sin más. Digo, en total debieron haber tocado unas 8 o 9 como máximo, y nosotros básicamente nos perdimos medio concierto. Ese fue un mal inicio, si hubiera sido una banda menor hubiera podido aguantarlo bien, pero era BOH!.

Me quedó esa pequeña mala sensación de haber visto a una de mis bandas preferidas y más esperadas dar un concierto bastante mediocre y corto. Pienso que la idea de tocar en un festival, de día, y con el sol en la cara, tranquilamente les hinchaba las pelotas y no se dieron ni al 50%.



Skunk Anansie realmente nos pateó el trasero. La Bea a quien le resbala el nu metal, quedó impresionada de la energía de la morenaje. La potencia y efectividad de la “pequeña” banda también nos tomó por grata sorpresa, pues sonaban demoledores. De rato en rato podía apreciar en el rostro de la enérgica vocalista, el rostro de quien esta acojonado, impregnado de esa actitud incansable del artista que lo deja todo en el escenario durante poco más de una hora. Realmente fue un excelente show el de esta banda, que por lo demás, no habrá hecho grandes discos, pero ha dejado buenos singles para la escucha, sobre todo aquellos que son un poquito más íntimos. Ahora si empezaba el festival!



Me fui a ver a Cypress HIll yo sólo, que mi compañera prefirió a los Kooks (a quien hasta ahora nunca he escuchado). Una buena masa humana se congregó a ver a los latinos hacer su buen hip hop que los tiene de caseritos por todo el mundo hace 20 años. Una masa en algunos casos demasiado joven y ajena para tanta onda marihuanera y de barriada que proyectan los tipos estos. Pero que al fin de cuentas disfruta de sus eficaces beats,

samples, percusiones y silencios que han sido siempre bien escogidos por el viejo Dj Muggs. Así como el cantar cortado característico de B-real.

Insane in the brain, wanna get high y demás rolas sonaron hasta el rio Sena de una manera poderosa (y sabrosa), la gente del festival recién aquí empezaba a mover el cuerpo pues se ponía de noche y los ritmos empezaban a calentar las cinturas. Canciones, corillos, bromas, y esas cosas que motivan a la audiencia se hicieron presentes. Estuvo bien este show, y me dio gusto saber a la banda con popularidad aún vigente, al menos en vivo. Al final de todo, luego de que las francesas muevan un buen rato el rabo, el mensaje de “do you wanna hit from the bong” debió quedar dando vueltas sobre mucha de aquella juventud.



Luego se hizo la noche. Reunidos nuevamente, comiendo y bebiendo, elegimos (o mejor dicho, elegí) a los Black Rebel Motorcicle Club quienes dieron un show de lo más plano que te puede sugerir su música. O sea, un disco como el homónimo esta compuesto por unas 6 canciones memorables, pero el resto tranquilamente son olvidables (algo así como lo que pasa con la mayoria de discos de Sonic Youth). Entonces, ver un show de ese tipo de canciones, con músicos que no hacen mucho en escena y con muchos contraluces que no les dejan ver los rostros, es tranquilamente aburrido para la mayoría. Sin embargo pienso que fue un buen show, al final de cuentas el espíritu de la banda como se la conoce estuvo arriba, y no había que esperar más que aquello. ¿Recuerdas el show de Jesus and Mary Chain en Lima?, pues fue similar. Aunque con un juego de luces y sonido bastante superiores.

.

Pero andábamos ya un poco cansados, teníamos unas 6 horas de festival, aparte de la caminata matutina, y decidimos por ello pasar del concierto de los Blink 182, para agarrar buen sitio para un concierto que estábamos esperando mucho: Underworld.

Sobre este maravilloso show, el mejor del viernes para mi gusto, sólo puedo concluir que esta banda electrónica es la que más conoce sobre el escenario. Juntar esas canciones de tan buen sonar (porque Underworld siempre ha sonado así) con los excelentes efectos visuales que acompañan todo los momentos de la banda es justo, justo, lo que este tipo de música necesita. Ni siquiera Orbital logra tal equilibrio. Para mí ha sido el mejor show electrónico que he visto.

Es un buen punto para mencionar el tremendísimo sonido que estuvo armado en este impecable festival, con esos arrays colgantes bien equilibrados y esos moustrosos bajos delante de todos, esos beats fueron machacantes… y yo si pudiera seguiría a estos pa’ donde vayan.



Este dúo de canciones que se viene es mortal!



Nos fuimos cansados pero aún bailando…

Volvimos al día siguiente, sábado, pero esta vez decidimos ir más tarde, pues, había que conocer París joder!

Pero pasamos de Stereophonics, pues la banda esta bien pero, lo dicho, queríamos tener más tiempo.

Jonsi fue elegido por ella y lo fuimos a ver. El tío fuera de Sigur Ros básicamente hace cosas similares. Esta vez tuvo problemas con los visuales y sintetizadores y tuvo que hacer un show prácticamente acústico que tampoco es que lo desmereciera mucho, pues pudo capturar la atención de las 5000 personas que también eligieron verlo. Estuvo bien, pero había que irse rápido pues los Queens Of the Stone Age tocaban al lado y ahí sí que iba a ir mucha gente. Lamentablemente no nos equivocamos y cuando llegamos 20 minutos antes, ya estaba prácticamente copado. Pero desde donde estuvimos, sin verlos mucho salvo por las pantallas laterales lo disfrutamos igual.

La banda, aparte de ser implacable arriba, tiene canciones que gustan hasta a quien no le gusta. Los Queens tienen el equilibrio adecuado para sonar convincentes tanto en tu casa, como en un gran concierto. Insano fue aquello.

Simplemente mira este video. (esto se baila eh)



A LCD Soundsystem ibamos necesariamente a llegar tarde, no había otra, además de ello debíamos salir temprano para lo que seguía. Entonces sólo pude verlos tocar unas 4 canciones de lo más simpáticas pero al mismo tiempo demasiado sencillas para una presentación en vivo de una banda tan importante como esta. No puedo entender como James Murphy no se interesa más en presentar un juego de visuales algo más llamativo (en Berlín pasaría lo mismo 2 semanas después), pues de hacerlo, considerando la vitalidad de sus canciones, su show tendría que ser de aquellos que te quedan en la cabeza por un largo tiempo.


Lo siguiente y último de la jornada era nada menos que una de mis bandas favoritas de siempre: Massive Attack. Estábamos cansados pero nos aseguramos de ir adelante entre la muchedumbre que se había aglomerado desde buen rato atrás. Hay que decir que este festival jaló muchísima gente y costó realmente el tener buenas ubicaciones. Lo conseguimos para este show, pero nos costó casi una hora de espera (y perdernos casi toda la segunda parte de LCD).

Y finalmente, luego de esperas impacientes de la gran fanaticada reunida y bulliciosa, el colectivo inglés se hace presente, Robert, Daddy G, Horace Andy y Martina Topley salen a escena (en realidad de forma gradual) y hacen una intro de bajos salvajes que tendría que haber dejado sordos a los vips que estaban al lado de las torres graves. Impresionante. Luego vendría un show más bien irregular, y digo esto pues la banda presentó canciones que no terminaron de sonar bien como Teardrop o Rising Song (hablando ya a el nivel de una banda perfeccionista en sonido como lo es MA). Salvo eso sí, algunas excepciones notables como Safe from Harm y Angel que tuvieron finales espectaculares.

También hay que decirlo, el setlist no fue de lo mejor (¿será porque era París?). Pero de todas maneras, la banda hizo lo suyo, la noche se prestó bien, la gente los adoraba y estuvo bien al final. Sólo que siempre te queda la sensación de que te podías morir de felicidad ahí mismo si se hubieran dado todos los elementos.



El domingo llegaríamos entusiastas para cerrar el festival. Luego de haber conocido un poco más la gran ciudad a nuestro estilo y ahora si pudiendo ingresar la cámara de fotos encaletada por ahí. Ahora sí, temprano, sin colas, y más cancheros nosotros (y el festival mismo) estábamos listos para decir adiós París.

El turno era de Eels. La banda del atormentado Mr E. A ambos nos gustaba su sonido, siempre ingenioso y talentoso al momento de entregar discos que al final parecen hablar de lo mismo. Estábamos muy cerca del escenario, pero igual estaba bastante llena la cosa. Al salir la banda, tenía un look entre ZZtop y cantante jamaiquino. Eran una cosa de locos aquellas barbas. Pero al final de cuentas, todo era parte del show. Luego la música sonaría bien, haciendo alarde la banda de un abanico de estilos que técnicamente dominaban y que ahora preferentemente tendían hacia el sonido de carreteras estadounidense típico. Músicos diestros y experimentados hacían buena música arriba pero otra vez no nos quedamos tan satisfechos del setlist. Además de que algunas versiones eran canciones completamente diferentes a la original. Beautiful freak cambió de ser una canción tierna, a ser una canción que tranquilamente pasaría desapercibida en un disco menor. Otra vez me quedó la sensación de que esas cosas deben pasar a menudo en ciudades tan a la vanguardia artística como París. La banda que siempre me sonó a noventas, se escuchó a dos miles ahora. De todas maneras, la combinación de recien llegados, energías nuevas, banda diestra y cervezas en mano, nos hizo disfrutar en cierto grado el concierto. En especial y mucho de esta canción That look you give that guy … hermosita


Uno de los platos fuertes era sin duda, Beirut. Con la experiencia necesaria nos fuimos para adelante entrando como alfiles por entre la muchedumbre como se pudo, hasta alcanzar una posición aceptable. Eso estaba lleno, mucho de chicas que veían en Zach Condon una especie de ídolo juvenil indie y con talento, del cual podían enamorarse con relativa comodidad tanto por su imagen límpida como por su voz conmovedora.

La cosa planteada así, estaba para que la banda saliera y arrasara con las 15 mil personas al frente. Cosa que por supuesto sucedió. Y digo por supuesto porque las canciones del Gulag Orkestar (tocadas en su mayoría) combinadas con una buena audiencia, un cantante carismático y un notable sonido no tiene otra opción que meterse al público en el bolsillo desde la primera canción.

Lo disfrutamos, y fuimos testigos de cómo un norteamericano escoltado por una banda noble, le daba a los europeos una hora y media de un poco de su música tradicional y conseguía que la amaran quizá más de lo que lo harían si Beirut no existiera. Notable Beirut, notable.



Ting Tings
tendría algo que sería fijo: un setlist conocido. Con sólo un disco en su haber (pero vaya disco) y con uno nuevo recién saliendo del horno, ese concierto iba a ser pop del mejor, con la única opción posible de disfrutarlo. No conté con que Katie White tenía menos carisma y dominio del escenario del que parecería cuando escuchas el álbum. Y es que algo fallaba con los TT en vivo. Cuando escuchas su sonido en el disco, tu mente se hace la idea de que en vivo son vitales, hacen buenos visuales, incitan al publico a la diversión, payasadas y cosas así, es pop, sabes a lo que me refiero. De todo ello sin embargo, solamente lo primero se dio. Luego su show pasó a ser una sucesión de temas tocados con una contundencia más bien irregular pues a veces sonaban muy ricos y otras veces se les escuchaba sin cadencia. Hay que considerar que al ser sólo 2 integrantes, siempre con instrumentos en mano, más unos sonidos de soporte, la carga de responsabilidad de manejar a la audiencia pop, manteniendo un sonido potente y continuo, resulta bastante pesada, y de hecho siempre fue manejable sólo por esos que han nacido para estar ahí arriba (más una buena y nutrida banda de soporte). ¿Debe ser complicado no?


Al final, dando una opinión de fan egoísta y ignorante diré que fue un concierto regular nomás.



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Saltamos con pena de Roxy Music porque lo que vendría con Arcade Fire tendría que ser: tres cuartas partes de festival en ese escenario.

Medio estresados por el tiempo, nos dirigimos, Heineken en mano y vejiga vaciada, a colocarnos una hora antes del inicio de ese show. Ya habrían unas 2 mil personas, la mayoría pegada adelante en grupos sentados. Supimos que los veríamos al menos desde unos 25 metros y con eso cerraríamos el festival sin estar en ningún concierto en primera fila, sencillamente era imposible.


Debo decir que Arcade Fire me tapó la boca y con triz encima. Los 10 músicos en escena hicieron sin duda alguna, el mejor concierto del festival. La gente no los podía amar más, y ellos no podían sonar más genial. Simplemente al salir, ni siquiera me dieron tiempo de decir “y bien nenes, muestren lo que tienen”. Que reventaron todo con una canción nueva que sonó notable Ready to start.

Sólo con ese inicio me dije “mierrrda” !

Y luego, y sin bajar un pelo miserable, le siguieron canciones de los 3 discos, la gente andaba loca, y la banda sonaba tan bien que cualquier canción era para enamorarse ahí mismo. Encima se rotaban entre ellos, tenían energía, verlos bailar motivaba y el sonido golpeaba como dios manda. Todo fue casi perfecto. Lo único que le dije a Bea fue “me equivoqué, son los mejores”.


Y luego empezó la lluvia, y con ella la banda siguió tocando, hasta que no pudieron más, se fueron a esperar que amaine, y como ello no sucedía y ante los coros de la audiencia excitada llamándolos espontáneamente con el himno Wake Up, ellos salieron disminuidos, todos nos quitamos las chabusqueras y paraguas y como pudieron tocaron esa canción. Todo fue espantosamente brutal, aunque estaba claro que luego de ello se irían de inmediato (por puras indicaciones técnicas). Ello inexorablemente sucedió y la gente igual se fue contenta. Nos fuimos contentos (y roncos) habiendo escuchado unas 10 canciones intachables todas ellas y de ejecutar maestro. Que grandes estos canadienses, que grandes.



Conclusiones finales: un festival impecable, puntual (jodidamente puntual), sonido profesional a la altura, muchas opciones de diversión aparte de la música (souveniers, arte, pequeños escenarios, etc), comida variada (sushi y vino blanco incluidos) y claro esta: un line up impresionante sólo superado a mi parecer por el del Primavera Sound Festival de Barcelona (el Glastonbury no cuenta por estar en esa mierda de región llamada UK). Misión cumplida.

Dicen que Paris no defrauda, aunque nosotros lo hicimos de una forma alternativa, pues puedo constatar que es la pura verdad.

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21 agosto, 2010

Azkena Rock Festival – 2010 - Sábado


Realmente el nombre de Bob Dylan fue el único que me animó “en serio” para ir a esta festival. Si hacemos la comparación odiosa con el Primavera de Barcelona, definitivamente el Azkena sale perdiendo. Igual, yo quería ver al tío Bob, estaba bueno conocer el país Vasco y un viaje es un viaje. Así que sin pensarlo demasiado compré mis billetes de tren, mi entrada para un día de festival y me fui para Vitoria.

Vitoria es una ciudad no tan grande,  no goza de atractivos especiales, pero sí es ordenadita a más no poder. Tampoco es un símbolo español, ciudad de vacaciones o cosas así. Lo  que me hace pensar, como demonios hacen para realizar un festival de proporciones regulares (porque el Azkena lo es). Han llevado antes a Pearl Jam y ahora esta Dylan. ¿cómo?

En fin, todo bien con la ciudad, lo bares, los pintxos y lo verde. Cruzando todo esto con el mundial de futbol diré que la pasé bien y en paz. Sobre el festival, pues fui el sábado, había sitios de camping, mucho hippy, y esas cosas, pero todo muy, pero muy ordenado, un orden escandaloso diríase. “Hay que aprender cosas” pensaba para mis adentros.

El plan era simple, ir directo al recinto de Dylan con una hora de anticipación, y mientras llegaba ello, ver souveniers, discos, y esas cosas que nunca faltan en estos eventos. Y ver que sucedía luego.

No contaba con la lluvia, no pensé que llovería, normalmente no llueve en esas épocas ¿no?, digo, en Madrid no llovía, y finalmente si llovía pues que carajo, a mojarnos un pelin y ya. Por último hay gente que disfruta de la lluvia, no estoy seguro si yo también, y menos en un concierto, pero podía correr el riesgo. Francamente y por último me jodía tener que cargar mi paraguas.

Me planté en la audiencia con un vaso grande de cerveza y veía a unos músicos previos bastante normales tocando cosas country animadas, había gente con el cabello engominado y ropa a lo James Dean, habían chicas lindas, habían chicas de la old school, era raro, pero todo iba bien.  Entonces empezó la lluvia. 

No fue gran cosa, algunos se cubrieron, algunos otros nos mojamos, los previos finalizaron, la lluvia también y salió Bob Dylan. Para esto ya estaba yo conversando cosas con un dylanomano y su chica (quien estaba bastante olvidada por el tipo). El tipo estaba temblando de pura emoción de ver a su dios, y estaba algo trastornado en realidad, pero algunos datos rebuscados soltaba de cuando en cuando y sin que le preguntara: que esta canción es de este disco, que tiene mas de 70 álbumes entre compilados, que el Blonde on Blonde es el mejor, que estuvo 17 veces en España, etc. Arriba en el escenario, Bob Dylan, elegante con sombrero blanco, y su joven banda también sobria, se paseaban a sus anchas sabiéndose frente a una audiencia que lo aguanta todo, desde vocalizaciones increíblemente malas y borrachines, hasta una indolencia y despreocupación de quien no necesita demostrar o ganar nada más en la vida. No había “thank you”, no había “this song is ..”, no había nada, salvo las canciones.

Pero esas canciones eran suficientes, porque sonaron muchas del Blonde on blonde, del Highway, del Blood, del Desire, es decir sonaron aquellas canciones que hicieron que Dylan sea un indiscutible genio de la música de ya varias generaciones. Eso, que no es poco, era suficiente para todos nosotros. Y aunque esas canciones estuvieran desarmadas por las vocalizaciones cansadas del maestro, y aunque no fuese un gran concierto (incluso habiendo sido bueno en términos de los conciertos de Dylan), y aunque no le recomendaría  a alguien el verlo en vivo, estuvo bien asistir, al menos una vez en la vida.



Luego de Like a rolling stone y hacer una reverencia al público, la banda se fue para seguir girando interminablemente por el mundo, como desde hace mucho años. Y para nosotros la lluvia volvió. Pero esta vez en serio.

Tenía intenciones de ver a los HIves un par de horas después, pero con esa lluvia no. Resolví en irme, pero tendría que espera que la lluvia se vaya o al menos amaine. Empapado me oculté como muchos cerca del baño y desde ahí, mientras veíamos a Chris Isaak, y entre conversaciones surrealistas entre todos, los minutos pasaban hasta que el (buen) concierto de Isaak terminó, casi junto con la lluvia. Era entonces tiempo de irme, pero antes estaría bueno una chela. Y porqué no, ver un pedacito del show de los Hives quienes armaban tentadoramente sus letras H-I-V-E-S en el mismo escenario de Isaak.

Iba a verlos unos 10 minutos mientras se vaciara la cerveza y terminé queriendo más; iba a ver su performance calmadamente y terminé casi pogeando con la manada; me gustaba Hate to say I told you so y terminaron gustándome casi todas sus canciones. Es que estos tío son sencillamente espectaculares en vivo, hacen de brutos de manera que no sabes si lo son, o es su negocio pero igual terminas aceptando la oferta. Una cosa de dementes, pero con una puesta en escena exclusiva para ellos, y un equipo técnico detrás que hizo que la locura se consumara profesionalmente. El show terminó por ponerle el grado de emoción y sorpresa que me iba a faltar si me iba antes de ellos. En una palabra, un show DePutaMadre. Si van para Lima yo llevo hasta a mi sobrina pa’ vacilar con Main offenderrr.




Me fui a casa caminando, pensando en pocas cosas. Esta vez me iba tarareando algún par de canciones. El Azkena se había acabado para mi.

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Primavera Sound Festival 2010 - Sábado

 

 

 

 


Después de pasearme por sus calles repletas de turismo, fotografiarme con estatuas humanas, probar unos montaditos, y echarme a tomar una siesta en un pasto cercano al mar a fin de para recuperar algunas energías que me sirvieran para las siguientes horas de recital, enrumbé hacia el Parc de Forum de Barcelona para lo que sería el último día (grande) del festival.



Mientras hacía la cola para ingresar, escuchaba una canción que hubiera preferido escuchar desde dentro. Me entró ansiedad de entrar ahí mismo, y cuando lo hice, seguí el rumor de aquella bulla y caí directamente al escenario Pitchfork. El flaco Bradford Cox ya estaba haciendo su papel de Atlas Sound.


La verdad que sonaba bastante mal. Debía ser el escenario con peor sonido. Igual poco importó eso porque al final Cox inundó sin pedir permiso todo el aire con su guitarra de palo, armónica, efectos de pedal y voz. El solito hizo todo, como un Bob Dylan jovencísimo y adaptado a los tiempos. Lo hizo todo y lo hizo genialmente. Cuando sonaba me preguntaba ¿cómo diablos generaba esos efectos tan bien sincronizados desde únicamente sus pedaleras?, es decir, las secuencias, ruidos, acoples, y todo aquello que generan, por decir, 3 personas normales, esta vez los generaba tan sólo un tipo larguirucho. Era demasiado, y la sensación de performance pobre que me temí cuando de entrada lo vi, parado y sin banda de soporte, se me fue desvaneciendo rápidamente mientras lo oía. Y habrían unas 4 mil personas en lo mismo, todos estábamos capturados por ese punto central de atención, por ese imán que en los intermedios se preciaba de un carisma y amabilidad que rozaban la inocencia, (decía “thank you guys”) la misma que uno no se espera después de escuchar los discos de Deerhunter o Atlas Sound que más rozan con la locura.

Al menos para mí esta claro, Cox es el genio de nuestra era, nos venció a todos en ese escenario y realmente nos dejó queriendo más. y sus canciones, las del disco Logos se mezclaron con algunas otras que no conocía pero que tuvieron exactamente el mismo efecto hipnótico que todas. ¡Si ya quiero conseguirlas todas!



Habría luego un hueco de casi 2 horas en el que podría haber visto algunas performances, pero sabiendo que al final cerraría la noche con Orbital, opté por tomármelo con calma y pasear por ahí. Incluso salí por algo de dinero y comida pues dentro la cosa era bastante cara. Así compré el polo del festival, tomé fotos, probé kebab, etc.

Y me senté en tribuna, tranquilo, bien acomodado, para ver a los Grizzly Bear. Una banda que nunca me terminó de gustar, pues si bien los discos Yellow House y Veckatimest se precian de calidad musical, variedad instrumental y complejidad en arreglos, no es algo que me ponga loco cuando los escuche. Pero por lo anterior bien merecían la atención. Así, iniciaron la performance, sonaron una tras otra las canciones, y en un momento dado ya me encontraba disfrutando de su sonido. Veía que adelante algunos fanáticos trataban de ondear las manos al ritmo de sus canciones más conocidas, llámese Two Weeks, tarea difícil claro esta, pero con unas cervezas encima todo parecía posible.  La banda es muy profesional en lo suyo, con una correctísima ejecución, poniendo muchos silencios y pausas en medio de las canciones que lograban silenciar a la audiencia que de otra forma tendería a estar bulliciosa, como en el resto de conciertos (pues para habladores los españoles). Es decir, la propuesta de los de Brooklyn cuajaba, y todos participaban en el mundo Grizzly. Los mejores momentos y como en sus discos, los tremendos coros que se hacían Daniel Rossen, Ed Droste y Chris Taylor muy concentrados al micrófono los 3 y dándole una buena ración de calidad musical al festival.  Definitivamente un buen acto.



Seguí la marcha, y esta vez llegue temprano para ver a los Built for Spill. Me acomodé adelante, luego de ir por una cerveza. 

Como banda, le quitas al cantante Doug y el resto queda con un aspecto más agresivo, casi grunge. Pero este vocalista/guitarrista semi-calvo de eternos polos resinosos y ajados tiene al fin un aspecto que suaviza al resto. Aunque se la pasara molesto en el show por supuestos monitores que le reventaban los oídos. “hey dude, seriously, low down my monitors”.  Y tal parece que este líder serio y afable a la vez, es quien lleva a la banda a transitar estilos que a veces son lanzas directas al corazón de tan intensos que son,

El rock de BTS es guitarrero total pero no a decir basta, sino, a decir quiero más. Y su concierto se limita a canciones tras canciones, que te llenas de guitarra. Luego en un momento te topas con temas tan logrados como Go against your mind o Carry the zero, que se precian de usar sabiamente notas musicales que “nunca fallan” hasta llevarlas a niveles de emoción que se agradecen. En el momento final de Carry the zero  con su alargado llanto de guitarras se me hizo un nudo en la garganta de la emoción de lo bien que la estaba pasando envuelto en esa noche de rock, gente, guitarras y Barcelona. Era la última canción, cerré los ojos y lo absorbí todo hasta que el show se acabó,  no hay más que decir.


Y cuando salí del show, yendo a sacarme el clavo con los Pet Shop Boys (a quienes no pude ver en Lima) todavía un poco emocionado por lo hecho por BTS, sentía una felicidad rara, de esas que son poco intensas pero son. 

A estas alturas los PSB son respetados por todos lados. La propuesta visual de su show “Pandemonium” es intachable: cubos, colores, y bailarines. Todos sincronizados a la perfección, bailando al ritmo de la música de este dúo tan talentoso como profesional. La verdad es un espectáculo de calidad casi teatral que estalla de energía y luces con superclásicos discotequeros de toda la vida como New York city boy, Go west, Always on my mind. Todos bailamos, todos nos vacilamos, y todos admiramos a los artistas, ¡Qué calidad de banda! ¡Qué calidad de Show! ¡Qué calidad de festival!.

Pero me tenía que ir rápido, y estaba tan cansado que me dolía. Tocaba Orbital al lado, y tenía que estar adelante. 



Cuando llegué al escenario San Miguel, debía de haber unas 100 personas. Fue cuando me di cuenta que me había apurado un poco, todos aún estaban bailando con los PSB. y otros optaron por ir a ver a los también excelentes The Field, Igual yo necesitaba descansar.

Media hora después, la manada ebria, agitada y exhausta de buenos momentos empezó a llegar, y rápidamente éramos unas 5000 personas listas para el fin de fiesta con el dúo inglés. Yo me encontraba adelante, y me refiero a tocando la baranda, rodeado de gente que tenía ganas de conocer gente, bailar, beber y fumar con gente a quien no necesariamente conociera minutos atrás.

Lo de Orbital, lo soporté de pié sólo porque eran ellos y sus consolas. Fue genial verlos frente a mi, a pocos metros, y escuchar su poderoso sonido, aquel que tanto me entusiasmó en sus discos iniciales. Me sumergí en los beats, en el baile, el jaleo, el bullicio, los canticos sobre lo ininteligible, en las luces, los estallidos, etc. Esas cosas típicas de un show electrónico tantas veces sobrevaluado pero que esta vez estaba siendo llevado por auténticos dinosaurios del genero, los verdaderos creadores de la cultura rave. Lo demás son huevadas/boludeces/gilipolleces.



Era un sábado por la noche en la madrugada de domingo y era así como lo estaba pasando, muchos kilómetros de casa, la primera y la segunda. Las cosas no habían cambiado demasiado al final de cuentas.


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Siempre recordaré este evento como el primero en que vi tantos artistas reunidos, como uno de impecable organización, como un espacio de música, libertad y paz. Justo lo que nunca falla.

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08 junio, 2010

Primavera Sound Festival 2010 - Viernes

 


Me gustan los conciertos en los que la banda se va apoderando de tu deleite a punto de sólo música. Cuando nada esta pre condicionado, cuando no hay fanatismos adicionales, cuando esperas claro, escuchar las canciones que te gustan, pero no necesariamente esperas terminar encantado. Sólo vas y dices: “bien me gusta la música de este grupo, así que iré a pasar un buen rato mientras me bebo una cerveza y luego proseguiré mi camino”.

Pues bien, me pasó eso con Spoon.

Mientras ya habían iniciado su show, me encontraba llegando al escenario San Miguel, uno de los 7 escenarios habilitados para este festival, de hecho el más grande y por el cual desfilarían las bandas más populares (si es que cabe tal término dentro de este siempre anti populista mundo del Indie). Aún era de día, y el ambiente era preparativo, no habían fanaticadas exageradas, grupos enloquecidos, o cosas así. Todos estábamos como escobitas nuevas, listos para gastarse un pelin menos que quedar muertos antes de tomar el metro a casa. Me tomé mi tiempo para tomar unas fotos en los alrededores, escenario, gente;  que me tomen un par de instantáneas a mi, frente al escenario, ya sabes, esas cosas que tienes que hacer cuando sabes que estas en un lugar en el que tranquilamente podrías no estar. Y todo ello mientras Spoon sonaba ya por su tercera canción. Claro, no les era indiferente, tamborileaba con los pies al ritmo de su siempre impecable ritmo, y no era el único, todos de alguna manera éramos presa de un sonido audaz que lograba colarse en nuestras cabezas aún cuando no le estuviéramos favoreciendo con la atención debida.


Tal sonido empezaba  a asentarse mejor en la tarde, o noche, difícil de definir en un clima como el español donde oscurece casi a las 10 de la noche, por eso la banda estaba haciendo básicamente un concierto a la luz del sol. Sonaban canciones del Ga ga ga, del Kill the moonlight, mientras sus límpidos y efectivos toques de bombo: secos y graves, inundaban a la audiencia como es debido. Los conciertos al aire libre siempre tendrán  ventaja acústica respecto de los lugares cerrados o incluso los estadios, y casi siempre sonaran bien. 
Todo Spoon estaba sonando de maravilla, y de pronto pasa el vendedor de cervezas en carrito, surfeando pacientemente y con bandera izada (que de noche tiene además una luz roja) en medio de la gente que siempre lo recibía con gracia. El sujeto tenía la cara más buena onda que haya visto, y parecía incluso gustar de la banda.  De hecho mientras el tipo movía el cuerpo alegremente al ritmo de My little japanese cigarrette case (tarea no tan difícil eh) me le acerqué a pedirle una cerveza heladita y a partir de ahí con el vaso en mano, todo fue genial. Pasaban una tras otra las canciones de la banda, mientras el gusto mío (y puedo apostar que el de la gran mayoría) fue en un ascenso directo y sin pausa. En un momento me dije “no podría tener un mejor inicio de festival”. Cuando llegaron Don’t make me a target o Cherry bomb podría haber dicho perfectamente que ni siquiera las necesitaba. Ya cuando finalizaron con un contundente Small takes y ese órgano que sólo Spoon lo puede tener (ver video) a escenario iluminado por primera vez, pensaba que incluso podría ser el mejor concierto que vería en ese día. Así de buenos fueron en vivo.




Este Primavera Sound Festival tenía este 2010 un line-up impresionante. La cantidad de bandas entre nuevas, hypes y consagradas que la conformaban era más que justa. Ni demasiado ni poco. Por supuesto, demasiado sería el Glastonbury, y poco sería, bueno, la mayoría de festivales que suceden en todos lados ¿no?. De manera que debía estar ahí, si o si.

 



Pero no pude estar el jueves con la desafortunada pérdida de Pavement,  Tortoise y Superchunk. Y el viernes llegué un cachito tarde, perdiéndome a los Pornographers (aunque tampoco es que me gusten demasiado) mientras Javiera Mena ya estaba iniciada en el escenario Myspace. Un escenario de lo más austero pero perfectamente distinguible desde la entrada. Digamos, todos debían necesariamente pasar por ahí.



Cuando llegué, unas 400 personas escuchaban atentamente a esta chilena nueva para ellos, pero conocida en Latinoamérica desde que sacó su debut Esquemas Juveniles y se lanzó de gira para promocionarlo. Ella hacía lo suyo, como siempre ofrecía su música esperando que al menos unos pocos puedan picar el anzuelo. El minimalismo fue la bandera, un teclado y una guitarra fueron todo lo que hubo. Entiendo que no más de 6 canciones salieron de sus lindos labios esta vez (por disposición de ese escenario) y a mi me gustó. No se por qué exactamente, pero me gustó. Quizá fue bueno verla en España a la luz del día, compartiendo tremendo cartel; quizá sus canciones me sonaron bien para este momento cero de festival; quizá ver que a la gente le  gustaba, quizá la combinación de ello. El punto es que salió bien, y sonó bien. 

Me fui a ver a las siempre tentadoras Cocorosie, no puedo decir que me gusten bastante, pero hay algo en su sonido que se deja escuchar. De alguna manera los ademanes de las Casady tienen un efecto imán. Pero no diré nada si piensas que son unas absurdas hippies sin talento. Palabra.


Y sí, me quedé prendido una media hora a ellas. En el escenario Ray-Ban, auspiciado por ¿adivina quienes? las hermanas y un puñado de músicos poco convencionales hacían su brujería sonora mientras se proyectaban en las pantallas laterales, donde se podía ver que Coco y Rosie andaban bastante cómodas recibiendo una buena ración de respaldo de la audiencia. Unos 4000 inquietos que trataban de hacer algo con esa música. La mayoría de mujeres bailaban como si estuvieran en Woodstock, los chicos fumaban algunos porros, miraban a la nada, conversaban alegremente, y cosas por el estilo. Creo que en balance anduvo bien eso.



Pero debía irme a ver a Beach House. Todos debían ir a ver a Beach House.

Mientras me iba a ver a Beach House hacia el otro extremo el forum, veía que una pantalla en el camino proyectaba imágenes del concierto de Cocorosie. Grupos de personas en posición muy cómoda, fumaban y bebían sobre la hierba justo enfrente de la proyección, mirando ese show silente cual trasnochador en casa que no quiere despertar a la familia.  Se veían nítidamente las caras de las hermanas mientras hacían sus gestos raros, estaba bueno eso para tomarse un descanso haciendo nada de nada y disfrutando de ello. Seguí mi camino.



Llegué acelerado, había mucha gente, unas 10 mil personas se habían reunido para verlos, ya había iniciado el show (me perdí unos minutos en el camino, es posible que haya faltado algo de señalización en el forum) y tuve que conformarme con una posición retrasada donde se escuchara casi por igual el concierto y las conversaciones de gente que no debería haber estado conversando, y menos una tertulia larga y sostenida, que para eso hay un millón de bares en Barcelona. Bueno, al frente Victoria Legrand meneaba la cabeza completa golpeando el viento con su cabello suelto, como una especie de headbanger en cámara lenta, mientras ejecutaba su órgano mientras Alex Scally prácticamente ni se movía.  SIn embargo, ese dúo no estaba llegando a conectar a la audiencia.
Luego he leído cosas como “los sonidos de GiIa se elevaron hasta el cielo catalán y fui feliz”, “Beach House esta dando el mejor concierto del festival”, etc. Yo la verdad espero verlos en una mejor performance, espero verlos más cerca y espero que la gente no este tan borracha mientras suenan. Quizá un festival de estos no sea la mejor situación.


 


4o minutos después de llegar, me fui a ver a Wilco. Y medio festival hizo la migración. Si Beach House andaba lleno, Wilco era un hervidero. Debí estar nuevamente antes, pero carajo, no se puede. Créeme.
Cuando salió la banda, iniciaron su show, previa ovación de la fanaticada. Y empezó una canción cuyo estribillo dice “wilco, wilco” (lo sé, lo sé, no conozco todas las canciones de Wilco). Y en eso, pum! se apaga media banda y sólo queda la formidable batería que ahí desnuda mostraba una tremenda percusión muy americana que definitivamente hace que Wilco suene más a Wilco. Y ah, también queda Jeff Tweedy vivo.

Yo pensaba que así era la canción (lo sé, lo sé) porque el buen Jeff, en vez de mandar todo a la mierda, siguió cantando al ritmo de la percusión y de hecho invitó a la gente a acompañarlo en ese estribillo que no podía ser más fácil. Un par de minutos después, la banda entera revivió y ahí no pasó nada. Apuesto cualquier cosa que más de la mitad de la gente no se dio cuenta de tal percance.


Luego de ello, todo fue en un ascenso notable, estamos hablando de una banda que apuesta por lo clásico, y lo viene haciendo bien hace rato ya. Las canciones sonaban y cuando llegó por ejemplo a shot in the arm ya todos estábamos conectados como se debe, pues esa canción encendió a la gente como se encendieron todas las luces del escenario. Luego la intimidad de Jesus empezaba a maravillar a la mayoría, y cuando llegó Impossible Germany casi me pongo a llorar con la TREMENDA soleada de primera de Nels Cline. En serio, ese solo suena extremadamente brillante en vivo, la guitarra se crece hasta el infinito con el correspondiente fading del resto de la banda, y la energía se transmite hacia la audiencia que casi la quiere bailar. Quizá sea el solo más conmovedor que haya escuchado en un recital.



Cuando estaba de lo mejor el show de Wilco, luego de haberlo disfrutado casi una hora, tomé la decisión desafortunada de irme a ver a Panda Bear. Tú sabes que soy hincha acérrimo del Person Pitch, así que estaba sediento de una ración psicodélica del buen Noah frente a su controlador de ruidos y paisajes, es decir, la música que se esta haciendo últimamente. Entonces me fui algo cabizbajo del tumulto sabiendo que debería estar pasando como loco para desconectarme de tremendo recital. Yo estaba decidido, iba a disfrutar todo lo posible la bulla del oso panda.

Mientras me iba al escenario VIce, crucé la zona de las comidas, justo delante del escenario Pitchfork, en donde Japandroids estaban haciendo su ruido. El rebote era tan espectacular en ese trayecto que tuve que irme a verlos un rato. Les vi tocar un par de canciones que me parece eran del Post-Nothing, la verdad no estoy seguro de ello, y poco importa, pues lo que estaban haciendo era sencillamente demoledor. Luego de ese set, seguirían en lo suyo ya con la gente extasiada, pero yo debía irme. Mierda!



Sale el compadre, se pone frente a su órgano y dice: “lo siento chicos, hoy no habrá visuales”… bueno, no es que los hayamos estado esperando, de hecho solo queríamos música, habían unas 4 mil personas esperando eso, los visuales eran lo de menos.
Y entonces sucedió, mejor dicho, no sucedió. No sonó ninguna canción conocida, salvo la más “hueso” del Person Pitch. Entiendo que Noah nos enseñó, retó, machacó y jodió con su nueva producción, pero este festival definitivamente NO ERA un buen momento para hacerlo. La gente poco a poco se fue yendo.
”Thanks for listening” dijo al final, cabizbajo como siempre (creo), y listo. Se había consumado la decepción del festival. Antes de irme me le quedé mirando, estaba desconectando su equipo, quitando los cables cual plomo. Pensé que era el único músico “grande” a quien había visto hacer eso frente a la audiencia aún reunida.

Debí haberme quedado a vivir en el escenario San Miguel viendo a Wilco, ahí mismo tocaría Pixies enseguida. Pero me fui a Panda Bear, y cuando volví para PIxies, estaba otra vez atrás. Jodidamente atrás.

Pero no estaba dispuesto a dejar pasar a estos viejos desde una posición poco privilegiada. Esta vez me armé de una cerveza, y luego de pensarlo un poco, decidí irme con todo hacia lo más adelante posible. Eran Pixies quienes iban a tocar!

Empecé a ganar espacio, ya no miraba las caras ni pedía permiso, simplemente avanzaba con algo de vehemencia. Siento unos brazos sobre mí, pero le presto más atención a la cerveza que se iba derramando, acomodo y sigo pa’lante. Ahora esas manos me toman de la cintura, vuelvo la mirada, era una tipa un poco ebria quien se me enganchó viendo la situación, seguí hacia adelante. Segundos después le dije “ahora es tu turno de avanzar”, me tomó de la mano y me jaló frescamente en medio de las caras largas de la gente hacia una posición que yo no habría conseguido por mi mismo ni siquiera en ese estado de decisión. Fue una buena sociedad pienso. Ahora estábamos casi a 20 metros del escenario, cuando empezamos a 80, pero ella dijo que aún debíamos avanzar,  que era de Alicante y algunas cosas más. Le dije que ya estaba bien, que no quería problemas. Ella insistió, y yo me hice el loco. Ella se fue más adelante y se perdió por ahí, quizá tratando de jalar a otro, que se yo. Los Pixies salían al escenario y empezaban con Bone Machine.

No podía creer que Black Francis estuviera tan resinoso. De verdad, debieron ser las tetas más grandes del festival, encima su polo era casi transparente, Hubiera sido un chiste de mal gusto, sino fuera porque cantara tan de putamadre. En serio, de Putamadre. Luego, extrañé a Kim Deal, me hubiera gustado verla tocar me dije, y me lo dije hasta que me di cuenta que el tipo bajito y algo obeso que estaba al lado de Francis, con polo barato y medio sudado era en realidad

  Kim Deal. Palabra que era ella y no pensé que lo fuera al inicio. Una sonrisa de felicidad mezclada con asombro se me debió haber dibujado en el rostro.
Y luego toda la banda completita, un poco mayor, pero tan potente como siempre (o  nunca) regaló todititas sus canciones. Al comienzo parecía un especial del Doolittle, luego se empiezan a mezclar Surfer Rosas, un bloque en español, otro bloque veloz, Velouria (ver video), Trompes le mondes, en fin TODAS las clásicas de Pixies, así de simple, la banda nos dio todo lo que siempre tuvieron. Ahí donde Panda Bear se “sobró” con sus canciones, los Pixies dijeron “que carajo, que escuchen lo que quieren escuchar”. Francis sonó inmenso, una voz para todo Barcelona, Deal siempre sonreía, Santiago hería nuestros tímpanos con su inmensa guitarra chillona y Lovering disparaba al mundo toda su batería perfectamente calculada. Fue el concierto del día.

Aunque si tocaban Crackity Jones me desmadraba.

Se despiden contentos, como si estuvieran en su casa, los años difíciles quizá ya pasaron, quien sabe. Pero esas sonrisas eran de verdad de paz.



Yo también me despedía casi, pero antes debía ver a Yeasayer un rato. Eran casi 3 de la mañana y me fui a sentar a tribuna porque estaba bastante agotado después de unas 8 horas parado. El concierto estuvo de lo más normal, tanto que el propio vocalista dijo al final “hey, please have us back, we are really better than this”. Es todo lo que puedo decir de ellos. Supongo que no fue su mejor noche, son buenos parece, hacen cosas interesantes, pero a esas alturas creo que ya quería irme a casa. Aún faltaría el sábado y había que reunir fuerzas nuevamente.



TBC..

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