08 junio, 2010

Primavera Sound Festival 2010 - Viernes

 


Me gustan los conciertos en los que la banda se va apoderando de tu deleite a punto de sólo música. Cuando nada esta pre condicionado, cuando no hay fanatismos adicionales, cuando esperas claro, escuchar las canciones que te gustan, pero no necesariamente esperas terminar encantado. Sólo vas y dices: “bien me gusta la música de este grupo, así que iré a pasar un buen rato mientras me bebo una cerveza y luego proseguiré mi camino”.

Pues bien, me pasó eso con Spoon.

Mientras ya habían iniciado su show, me encontraba llegando al escenario San Miguel, uno de los 7 escenarios habilitados para este festival, de hecho el más grande y por el cual desfilarían las bandas más populares (si es que cabe tal término dentro de este siempre anti populista mundo del Indie). Aún era de día, y el ambiente era preparativo, no habían fanaticadas exageradas, grupos enloquecidos, o cosas así. Todos estábamos como escobitas nuevas, listos para gastarse un pelin menos que quedar muertos antes de tomar el metro a casa. Me tomé mi tiempo para tomar unas fotos en los alrededores, escenario, gente;  que me tomen un par de instantáneas a mi, frente al escenario, ya sabes, esas cosas que tienes que hacer cuando sabes que estas en un lugar en el que tranquilamente podrías no estar. Y todo ello mientras Spoon sonaba ya por su tercera canción. Claro, no les era indiferente, tamborileaba con los pies al ritmo de su siempre impecable ritmo, y no era el único, todos de alguna manera éramos presa de un sonido audaz que lograba colarse en nuestras cabezas aún cuando no le estuviéramos favoreciendo con la atención debida.


Tal sonido empezaba  a asentarse mejor en la tarde, o noche, difícil de definir en un clima como el español donde oscurece casi a las 10 de la noche, por eso la banda estaba haciendo básicamente un concierto a la luz del sol. Sonaban canciones del Ga ga ga, del Kill the moonlight, mientras sus límpidos y efectivos toques de bombo: secos y graves, inundaban a la audiencia como es debido. Los conciertos al aire libre siempre tendrán  ventaja acústica respecto de los lugares cerrados o incluso los estadios, y casi siempre sonaran bien. 
Todo Spoon estaba sonando de maravilla, y de pronto pasa el vendedor de cervezas en carrito, surfeando pacientemente y con bandera izada (que de noche tiene además una luz roja) en medio de la gente que siempre lo recibía con gracia. El sujeto tenía la cara más buena onda que haya visto, y parecía incluso gustar de la banda.  De hecho mientras el tipo movía el cuerpo alegremente al ritmo de My little japanese cigarrette case (tarea no tan difícil eh) me le acerqué a pedirle una cerveza heladita y a partir de ahí con el vaso en mano, todo fue genial. Pasaban una tras otra las canciones de la banda, mientras el gusto mío (y puedo apostar que el de la gran mayoría) fue en un ascenso directo y sin pausa. En un momento me dije “no podría tener un mejor inicio de festival”. Cuando llegaron Don’t make me a target o Cherry bomb podría haber dicho perfectamente que ni siquiera las necesitaba. Ya cuando finalizaron con un contundente Small takes y ese órgano que sólo Spoon lo puede tener (ver video) a escenario iluminado por primera vez, pensaba que incluso podría ser el mejor concierto que vería en ese día. Así de buenos fueron en vivo.




Este Primavera Sound Festival tenía este 2010 un line-up impresionante. La cantidad de bandas entre nuevas, hypes y consagradas que la conformaban era más que justa. Ni demasiado ni poco. Por supuesto, demasiado sería el Glastonbury, y poco sería, bueno, la mayoría de festivales que suceden en todos lados ¿no?. De manera que debía estar ahí, si o si.

 



Pero no pude estar el jueves con la desafortunada pérdida de Pavement,  Tortoise y Superchunk. Y el viernes llegué un cachito tarde, perdiéndome a los Pornographers (aunque tampoco es que me gusten demasiado) mientras Javiera Mena ya estaba iniciada en el escenario Myspace. Un escenario de lo más austero pero perfectamente distinguible desde la entrada. Digamos, todos debían necesariamente pasar por ahí.



Cuando llegué, unas 400 personas escuchaban atentamente a esta chilena nueva para ellos, pero conocida en Latinoamérica desde que sacó su debut Esquemas Juveniles y se lanzó de gira para promocionarlo. Ella hacía lo suyo, como siempre ofrecía su música esperando que al menos unos pocos puedan picar el anzuelo. El minimalismo fue la bandera, un teclado y una guitarra fueron todo lo que hubo. Entiendo que no más de 6 canciones salieron de sus lindos labios esta vez (por disposición de ese escenario) y a mi me gustó. No se por qué exactamente, pero me gustó. Quizá fue bueno verla en España a la luz del día, compartiendo tremendo cartel; quizá sus canciones me sonaron bien para este momento cero de festival; quizá ver que a la gente le  gustaba, quizá la combinación de ello. El punto es que salió bien, y sonó bien. 

Me fui a ver a las siempre tentadoras Cocorosie, no puedo decir que me gusten bastante, pero hay algo en su sonido que se deja escuchar. De alguna manera los ademanes de las Casady tienen un efecto imán. Pero no diré nada si piensas que son unas absurdas hippies sin talento. Palabra.


Y sí, me quedé prendido una media hora a ellas. En el escenario Ray-Ban, auspiciado por ¿adivina quienes? las hermanas y un puñado de músicos poco convencionales hacían su brujería sonora mientras se proyectaban en las pantallas laterales, donde se podía ver que Coco y Rosie andaban bastante cómodas recibiendo una buena ración de respaldo de la audiencia. Unos 4000 inquietos que trataban de hacer algo con esa música. La mayoría de mujeres bailaban como si estuvieran en Woodstock, los chicos fumaban algunos porros, miraban a la nada, conversaban alegremente, y cosas por el estilo. Creo que en balance anduvo bien eso.



Pero debía irme a ver a Beach House. Todos debían ir a ver a Beach House.

Mientras me iba a ver a Beach House hacia el otro extremo el forum, veía que una pantalla en el camino proyectaba imágenes del concierto de Cocorosie. Grupos de personas en posición muy cómoda, fumaban y bebían sobre la hierba justo enfrente de la proyección, mirando ese show silente cual trasnochador en casa que no quiere despertar a la familia.  Se veían nítidamente las caras de las hermanas mientras hacían sus gestos raros, estaba bueno eso para tomarse un descanso haciendo nada de nada y disfrutando de ello. Seguí mi camino.



Llegué acelerado, había mucha gente, unas 10 mil personas se habían reunido para verlos, ya había iniciado el show (me perdí unos minutos en el camino, es posible que haya faltado algo de señalización en el forum) y tuve que conformarme con una posición retrasada donde se escuchara casi por igual el concierto y las conversaciones de gente que no debería haber estado conversando, y menos una tertulia larga y sostenida, que para eso hay un millón de bares en Barcelona. Bueno, al frente Victoria Legrand meneaba la cabeza completa golpeando el viento con su cabello suelto, como una especie de headbanger en cámara lenta, mientras ejecutaba su órgano mientras Alex Scally prácticamente ni se movía.  SIn embargo, ese dúo no estaba llegando a conectar a la audiencia.
Luego he leído cosas como “los sonidos de GiIa se elevaron hasta el cielo catalán y fui feliz”, “Beach House esta dando el mejor concierto del festival”, etc. Yo la verdad espero verlos en una mejor performance, espero verlos más cerca y espero que la gente no este tan borracha mientras suenan. Quizá un festival de estos no sea la mejor situación.


 


4o minutos después de llegar, me fui a ver a Wilco. Y medio festival hizo la migración. Si Beach House andaba lleno, Wilco era un hervidero. Debí estar nuevamente antes, pero carajo, no se puede. Créeme.
Cuando salió la banda, iniciaron su show, previa ovación de la fanaticada. Y empezó una canción cuyo estribillo dice “wilco, wilco” (lo sé, lo sé, no conozco todas las canciones de Wilco). Y en eso, pum! se apaga media banda y sólo queda la formidable batería que ahí desnuda mostraba una tremenda percusión muy americana que definitivamente hace que Wilco suene más a Wilco. Y ah, también queda Jeff Tweedy vivo.

Yo pensaba que así era la canción (lo sé, lo sé) porque el buen Jeff, en vez de mandar todo a la mierda, siguió cantando al ritmo de la percusión y de hecho invitó a la gente a acompañarlo en ese estribillo que no podía ser más fácil. Un par de minutos después, la banda entera revivió y ahí no pasó nada. Apuesto cualquier cosa que más de la mitad de la gente no se dio cuenta de tal percance.


Luego de ello, todo fue en un ascenso notable, estamos hablando de una banda que apuesta por lo clásico, y lo viene haciendo bien hace rato ya. Las canciones sonaban y cuando llegó por ejemplo a shot in the arm ya todos estábamos conectados como se debe, pues esa canción encendió a la gente como se encendieron todas las luces del escenario. Luego la intimidad de Jesus empezaba a maravillar a la mayoría, y cuando llegó Impossible Germany casi me pongo a llorar con la TREMENDA soleada de primera de Nels Cline. En serio, ese solo suena extremadamente brillante en vivo, la guitarra se crece hasta el infinito con el correspondiente fading del resto de la banda, y la energía se transmite hacia la audiencia que casi la quiere bailar. Quizá sea el solo más conmovedor que haya escuchado en un recital.



Cuando estaba de lo mejor el show de Wilco, luego de haberlo disfrutado casi una hora, tomé la decisión desafortunada de irme a ver a Panda Bear. Tú sabes que soy hincha acérrimo del Person Pitch, así que estaba sediento de una ración psicodélica del buen Noah frente a su controlador de ruidos y paisajes, es decir, la música que se esta haciendo últimamente. Entonces me fui algo cabizbajo del tumulto sabiendo que debería estar pasando como loco para desconectarme de tremendo recital. Yo estaba decidido, iba a disfrutar todo lo posible la bulla del oso panda.

Mientras me iba al escenario VIce, crucé la zona de las comidas, justo delante del escenario Pitchfork, en donde Japandroids estaban haciendo su ruido. El rebote era tan espectacular en ese trayecto que tuve que irme a verlos un rato. Les vi tocar un par de canciones que me parece eran del Post-Nothing, la verdad no estoy seguro de ello, y poco importa, pues lo que estaban haciendo era sencillamente demoledor. Luego de ese set, seguirían en lo suyo ya con la gente extasiada, pero yo debía irme. Mierda!



Sale el compadre, se pone frente a su órgano y dice: “lo siento chicos, hoy no habrá visuales”… bueno, no es que los hayamos estado esperando, de hecho solo queríamos música, habían unas 4 mil personas esperando eso, los visuales eran lo de menos.
Y entonces sucedió, mejor dicho, no sucedió. No sonó ninguna canción conocida, salvo la más “hueso” del Person Pitch. Entiendo que Noah nos enseñó, retó, machacó y jodió con su nueva producción, pero este festival definitivamente NO ERA un buen momento para hacerlo. La gente poco a poco se fue yendo.
”Thanks for listening” dijo al final, cabizbajo como siempre (creo), y listo. Se había consumado la decepción del festival. Antes de irme me le quedé mirando, estaba desconectando su equipo, quitando los cables cual plomo. Pensé que era el único músico “grande” a quien había visto hacer eso frente a la audiencia aún reunida.

Debí haberme quedado a vivir en el escenario San Miguel viendo a Wilco, ahí mismo tocaría Pixies enseguida. Pero me fui a Panda Bear, y cuando volví para PIxies, estaba otra vez atrás. Jodidamente atrás.

Pero no estaba dispuesto a dejar pasar a estos viejos desde una posición poco privilegiada. Esta vez me armé de una cerveza, y luego de pensarlo un poco, decidí irme con todo hacia lo más adelante posible. Eran Pixies quienes iban a tocar!

Empecé a ganar espacio, ya no miraba las caras ni pedía permiso, simplemente avanzaba con algo de vehemencia. Siento unos brazos sobre mí, pero le presto más atención a la cerveza que se iba derramando, acomodo y sigo pa’lante. Ahora esas manos me toman de la cintura, vuelvo la mirada, era una tipa un poco ebria quien se me enganchó viendo la situación, seguí hacia adelante. Segundos después le dije “ahora es tu turno de avanzar”, me tomó de la mano y me jaló frescamente en medio de las caras largas de la gente hacia una posición que yo no habría conseguido por mi mismo ni siquiera en ese estado de decisión. Fue una buena sociedad pienso. Ahora estábamos casi a 20 metros del escenario, cuando empezamos a 80, pero ella dijo que aún debíamos avanzar,  que era de Alicante y algunas cosas más. Le dije que ya estaba bien, que no quería problemas. Ella insistió, y yo me hice el loco. Ella se fue más adelante y se perdió por ahí, quizá tratando de jalar a otro, que se yo. Los Pixies salían al escenario y empezaban con Bone Machine.

No podía creer que Black Francis estuviera tan resinoso. De verdad, debieron ser las tetas más grandes del festival, encima su polo era casi transparente, Hubiera sido un chiste de mal gusto, sino fuera porque cantara tan de putamadre. En serio, de Putamadre. Luego, extrañé a Kim Deal, me hubiera gustado verla tocar me dije, y me lo dije hasta que me di cuenta que el tipo bajito y algo obeso que estaba al lado de Francis, con polo barato y medio sudado era en realidad

  Kim Deal. Palabra que era ella y no pensé que lo fuera al inicio. Una sonrisa de felicidad mezclada con asombro se me debió haber dibujado en el rostro.
Y luego toda la banda completita, un poco mayor, pero tan potente como siempre (o  nunca) regaló todititas sus canciones. Al comienzo parecía un especial del Doolittle, luego se empiezan a mezclar Surfer Rosas, un bloque en español, otro bloque veloz, Velouria (ver video), Trompes le mondes, en fin TODAS las clásicas de Pixies, así de simple, la banda nos dio todo lo que siempre tuvieron. Ahí donde Panda Bear se “sobró” con sus canciones, los Pixies dijeron “que carajo, que escuchen lo que quieren escuchar”. Francis sonó inmenso, una voz para todo Barcelona, Deal siempre sonreía, Santiago hería nuestros tímpanos con su inmensa guitarra chillona y Lovering disparaba al mundo toda su batería perfectamente calculada. Fue el concierto del día.

Aunque si tocaban Crackity Jones me desmadraba.

Se despiden contentos, como si estuvieran en su casa, los años difíciles quizá ya pasaron, quien sabe. Pero esas sonrisas eran de verdad de paz.



Yo también me despedía casi, pero antes debía ver a Yeasayer un rato. Eran casi 3 de la mañana y me fui a sentar a tribuna porque estaba bastante agotado después de unas 8 horas parado. El concierto estuvo de lo más normal, tanto que el propio vocalista dijo al final “hey, please have us back, we are really better than this”. Es todo lo que puedo decir de ellos. Supongo que no fue su mejor noche, son buenos parece, hacen cosas interesantes, pero a esas alturas creo que ya quería irme a casa. Aún faltaría el sábado y había que reunir fuerzas nuevamente.



TBC..

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