31 agosto, 2011

The Verve – A Northern Soul

UK - 1995


Son unos clásicos. Todos los conocen. No se pueden quejar, hicieron lo suyo y gustaron. Bajo una fórmula directa y personal a la vez, The Verve es un referente cuando se habla del sonido noventas, en especial del venido del viejo continente.

En su búsqueda del sonido que se ajustara a las habilidades y necesidades de la banda, tanto como a lo que Richard Ashcroft imaginaba mientras componía sus letras, se iniciaron en los territorios del ruido amigable, aquel que lograba atorar el aire de nebulosas de guitarra, órgano y ecos al mismo tiempo, todos sin herir tímpanos ni susceptibilidades. The Verve siempre fue una banda para escuchar.

Pero lo anterior se aplica sobretodo a su debut “A storm in heaven”. Aquí en este “A northern soul” entienden que lo suyo también va bien cuando se ponen melancólicos. Léase hacer baladas. Y vaya que va bien, porque la contundencia de la banda interpretando On your own o Drive you home (que luego llegaría a cotas aún mayores en el siguiente y famoso álbum Hurban Hymns) esta por encima de la gran mayoría de grupos contemporáneos.

Los responsables directos del sonido particularmente hermoso de la banda siempre fueron Ashcroft, en su voz dolida y letras fácilmente identificables. Y por supuesto Nick McCabe en la guitarra, quien a puro toque lento y efecto calculado te puede “entretener” varios minutos sin que te des cuenta. Fórmula que se ve claramente en las instrumentales Brainstorm Interlude y Reprise.

Ambos talentos se unen en una de las mejores creaciones de la banda: No nock on my door. Ahora bien, una autopsia rápida a esta canción mostrará que complicada no es, y en realidad se puede generalizar a decir que ninguna canción de The Verve se puede preciar de ello, y sin embargo casi todas son capaces de hacerte sentir algún pinchazo en el pecho. Y esa es la especialidad de la banda, lo que ha madurado, lo que la ha hecho inolvidable.

A northern soul no es un disco redondo, tiene partes memorables, y otras que podrías no escuchar. Pero tiene alma, vida propia y se siente honesto; y si lo escuchas en algún momento adecuado puede transmitirte todo eso generosamente. Desde hace 16 años esta ahí, presto, y siempre cargado de esa energía llamada The Verve.



Piérdete en este sonido

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22 junio, 2011

Radiohead – The King of Limbs


 


UK - 2011

La banda más importante de los últimos 20 años esta en épocas de redefinir el futuro de la música. Por medio de esta obra, mientras la lanzan, o bien mientras descubren como hacerlo.

Si debería crearles una etiqueta para ellos solos.



Y es que esta banda acostumbrada a hacer las cosas de manera inhumanamente bien, ya no tiene otra cosa que hacer que liderar las corrientes sonoras de bueno, todos los demás. Quizá ellos no se lo hayan planteado así, o quizá sí. Igual pienso, debe ser un poco monótono eso de sacar canciones que todos aman de manera unánime e incrementan la adoración por la banda ¿eh?

 



Por eso, en TKOL los ingleses hacen lo que les suena bien, lo que les resulta en el ensayo, lo que soñaron la noche anterior, da igual, están en el proceso mencionado. Luego, un trabajo de producción, influenciado siempre por miles de horas de escucha de grandísimos músicos colegas como Aphex, Burial, Massive (supongo esto último), dejan un disco de sonidos precisos y encajes perfectos, y aquí no trato de llenar adjetivos, quiero decir perfecto. Es decir un trabajo pulido al milímetro que cumple con los deseos de toda persona que se imagina cómo debe quedar un sueño en versión música a través de una computadora y unas pinceladas de alguna instrumentación humana.

No será un disco de himnos, quizá muchas de estas canciones pasen hasta desapercibidas en los conciertos, ni siquiera resaltaré una en particular, pero Radiohead consigue seguir siendo influencia, y esto desde hace rato ya. Mostrando siempre a los novatos como se hace música, esta música, esta propuesta. Tú debes escuchar y mejor aprender pues aquí están los artistas mayores dando clase de la música de un presente que los tiene en una burbuja separada del resto, música de un futuro que quizá no llegue pero que puedes ya imaginarte. 

Es bueno que Radiohead siga con nosotros.

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05 abril, 2011

Lollapalooza 2011 – Santiago de Chile


El Lollapalooza ya fue, hoy es historia, la siguiente es mi historia con él.

Fue en Santiago, una ciudad confortable y ordenada. Turísticamente hablando, no es que haya demasiado, pero esta bien. Eso sí, dejo constancia de que no sucede mucho con su gastronomía y su pisco es regular.

Luego de dar las vueltas de rigor por la ciudad nos fuimos rápido para el recinto, los chilenos Denver tocaban a las 1:30 y había que verlos, pues han sido una banda que fiel al correcto estilo musical de Chile están dejando buen sonido en la escena. Luego de ellos tocarían Cypress Hill quienes siempre hacen de las suyas. Pensábamos llegar, comer algo rico y decente además de mojar eso con las primeras cervezas del día y pum!, la cola para el canje de la entrada era lentísima y larga. 3 horas de espera nos tomó aquello, Cypress, Denver iniciaban y terminaban sus participaciones mientras yo un poco fastidiado veía a la gente tuitear esas “buenas presentaciones”.

Así empezábamos mal, un festival viejo, pero nuevo en Chile. Pagamos la juventud de este país en estos menesteres (supongo yo) y nos quedamos quemando en la cola bajo el sol santiaguino.

Cuando al fin entramos fuimos directo al escenario Coca Cola Zero para ver a James, justo ahí nos dimos cuenta que ni habrían buenos snacks ni habría alcohol. Ya en ese momento pensábamos sólo en la música, así que simplemente fuimos a ver a los británicos sin pensar más en aquel digamos extraño detalle que convertiría a este festival en el más sano de todos.

James hizo lo suyo y todo bien con ellos, nunca fui fanático de su música pero disfruté esas canciones. Lo disfruté más pues el sonido estaba en su jodido punto. Ese es el sonido que debe volar al aire me decía y se lo decía a Maga. La juventud mapochina lo disfrutaba y claro, cuando sonó Laid todo estalló. El hecho que Tim Booth saliera como genio de la lámpara de alguna zona del público hizo que de inmediato se conectara con todos. Ya son un par de décadas en esto pues.

Luego vendría el segundo mejor concierto del festival (por muy poco) para mí. The National. El asunto es que como Bryan Devendorf en la batería hace rato que es un capazo, esa banda tenía que sonar como una aplanadora sentimental allá arriba, pues ¿te dije del sonido no?.

Y un elegante Matt Berninger con su voz grave y melancólica a veces se animaba a dar ladridos que iban de maravilla con la atmosfera obscura de la banda. Luego llegaría sorrow y eso fue suficiente para convencerme. Fue una performance perfecta sin pretenderlo.

Entre Empire of the sun y Deftones, elegí a los segundos a pesar de que el show de los australianos prometía colorear la noche de luces y beats daftpunkianos.

Mientras los norteamericanos nos daban una ración de su metal universitario, algo en lo que han sido siempre constantes y disciplinados, el headbanging de todos era la respuesta. Las oscuridades de Digital Bath, el cantar total en Minerva, la infalible Be quiet and drive, el súper clásico Back to school y el cierre potente de 7 words son momentos destacados regalados por el Chino Moreno y sus constantes compañeros de ruta.


Sobre Fatboy Slim, pues ya todo esta dicho, ¿alguien tiene duda de que es uno de los mejores en los platos?, el hombre sabe de qué se trata esto de la electrónica, sabe que al publico hay que divertirlo pero también hay que dejarle inspiración. 20 años de carrera inmadura lo confirman como un tipo divertido y desfachatado que se toma muy en serio su trabajo. Todos queremos al buen Norman Cook (y yo quiero además poder tener esos videos de soporte).

Así terminó el sábado, temprano, demasiado quizá, pero alguna corriente demasiado correcta y sobria para la ocasión pulula por la capital chilena.

Domingo, ya con pulsera entramos rapidito. Javiera Mena abriría mi line up personal. No había mucha gente en el escenario LG, no es tan famosa aún, debe serlo en su justa medida creo. Ella tocó lo suyo dándole preferencia a su nuevo hijo “Mena”. Salió guapa, histriónica, enfundada en un traje blanco que le otorgaba un carácter virginal el cual ella aún esta explotando. Concierto para abrir el apetito, concierto para iniciar la ruta. Ella ahora esta más madura musicalmente hablando y se anima a darle nuevos sonidos a sus “viejos” hits.

Los eternamente jóvenes 311 ya no me suenan como cuando yo tenía 17, algo no ha envejecido bien ahí, pero igual le entré al fiestón. Hubo la saltarina, la diversión de fraternidad californiana y todo continuó bien.

Me largué veloz al escenario Tech, sólo para ver que estaba copado pues este pequeñísimo recinto albergaba como máximo a unas 2000 personas. Insólito para un festival que tiene a 40 o 50 mil dentro. Así me despedía de la idea de ver a Devendra Banhart aunque para mi consuelo luego me encontraría en el aeropuerto comiendo al lado de la banda preguntándoles si vendrían a Lima. “I think it was on the plan sometime ago” dijeron.

Pero a los Flaming Lips ni cagando me los perdía, y tenía que verlos de cerca, pues la salida de Wayne en la burbuja era una cosa que había que tantear con las manos propias.

Ese concierto, quedó increíblemente corto, pero así fue el mejor de todos para mí. Ahora esta guardado en la memoria. Tanta psicodelia, tanta licencia para cualquier cosa, tanta fiesta, tanta belleza musical, tanta carisma, tanta niñez son insumo suficiente para construir un recuerdo fantástico en un lugar del espíritu, justo en medio de los otros recuerdos y las ilusiones futuras. Qué gran banda son estos que dicen Waiting for a superman.

Fischerspooner y su electro duro y compacto hicieron su música robótica y quejosa que tan bien combina. Usando bailarinas tan lindas como engañosas, el histrionismo total de Warren Fischer y Casey Spooner deja claro que ellos van al escenario a ponernos preocupadamente en onda. Buen show y buenos beats otra vez.

Casi nos quedamos sin entrar a The Drums por la misma razón que por la que perdimos a Devendra. Pero entramos. La banda novel que esta dando que hablar hizo su pop entre Vampire weekend y The Cure que tanto ha gustado. Sólo les bastaba tocar un poco de best frend o I need fun in my life para que toda la audiencia se pusiera a saltar como canguros bestias. El sonido y espacio no ayudaron mucho, pero los que estábamos adentro fuimos ya indiferentes a aquello.

El pendejo de Kanye West salió cargado de sus clásicas joyas y arrogancia para demostrar a todos que es un excelente músico. ¿por qué? porque adorna su rapeo común, con arreglos trabajados al milísegundo por él mismo, preocupándose por dar alguna variedad a este estilo demasiado limitado de experimentación. Además me quedó muy claro que su último disco sí que es potente. Eso sí, todo un marketero, cabeza de festival, parco, impuntual, y de ropas llamativas asusta a quienes no sin razón, han aprendido a tener rechazo a estas expresiones raperas, y quizá en vivo no se pueda apreciar tanto estos estilos comentados pero al fin no deja de haber con Kanye un trabajo intenso detrás de cada sample, de cada verso y de cada riff.

Buen festival, queda registrado en estas líneas desde ahorita porque ya mañana todos tendremos que volver a la realidad, aquella en la que desde Kanye hasta Wayne viven.

Las fotos en el retorno a Lima desde el aeropuerto de Santiago con Perry Farrel (Jane’s Addiction) y Wayne Coyne (Flaming Lips), #recontrawinner



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13 febrero, 2011

Los Chapillacs – Odisea Cumbia 3000


chapillacs
 
Perú - 2010

Odisea cumbia 3000 tiene 3 de los 4 rincones de la cumbia peruana reunidos en sus 12 tracks. La parte norteña queda olvidada porque, parece ser poco interesante pues.

La expresión artística iniciada en Lima por Los Destellos, ampliada en la selva por los Mirlos y demás músicos de la cumbia primigenia, sabrosa y bastante aceptada de aquellos años sesenta y setenta, fue seguida por una tercera corriente: una oleada de músicos serranos, inmigrantes, alienados e inolvidables todos, quienes en los complicados ochentas inyectaron dosis de una chicha  que nunca terminó de verse bien para los Limeños, pero que escuchándose en retrospectiva no deja de sorprender por su carácter gráfico que proyecta aquellos tiempos de racismos nacientes y dificultades sociales. 

No es este disco un recopilatorio (más) de aquellas épocas fantásticas de nuestra música popular tropical e intensa, y es justamente eso lo que lo hace ser interesante. Los Chapillacs usan, que duda cabe, muchos sonidos de estos antecesores inolvidables, pero también proponen su sonido y actitud dando en todos lo blancos que se proponen. Mientras composiciones como La marcha del Chullachaqui y su video casero evoca un viaje lisérgico en las entrañas de la selva, Un shipibo en el desierto combina eficazmente sonidos árabes con altas velocidades de un cumbión abuelo. Luego una creación más radial como La cumbia delincuencial deja la duda conveniente de si aquello es una crítica social o una actitud delincuencial al fin. A que te pones a bailar igual.

Y así, más detalles coloridos como la inclusión del más atorrante de todos en He traidionado tu amor: Pascualillo, los samples de barrio, los pequeños detalles chicheros esparcidos a lo largo del disco que tienes que oír antes que yo contarte y un frontman que baila horrible. Todo eso hace de este, un disco por demás interesante y, claro, bailable gozable y recontra achorao’ porque mientras alguna cumbia actual saquea miserablemente creaciones iniciales sin ninguna pretensión que no sea otra que el lucro, estos arequipeños se encargan de hacer cosas diferentes con ritmos bastante viejos, y sobre todo celebrar desde ya la cumbia del año 3000.

Así es varón, Odisea comprometerá tu respetabilidad, compromete la de ellos, pero es un disco que no falla, y como decían los también achoradazos Anarquía Tropical en aquel concierto del bar Etnias: “Aguante la cumbia conchatumadreee!!

 




 

 

 

 


Aquí

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30 enero, 2011

El columpio asesino – De mi sangre a tus cuchillas

España – 2006

No sabrás como será la siguiente canción, parece haber sido el concepto de cualquier disco de los Columpios. Eso si, hay que esperarse siempre una buena dosis de energía en esos golpes de bajo y bombo. Letras viscerales también son el común cada vez que estos españoles se animan a decir algo entre estrofa y estrofa.



El riesgo de tener un disco que no sea necesariamente concebido para tu felicidad, es que quizás no logre conectar con algún rincón de tu ser. Los asesinos estos podrían ser conscientes de ello, pero igual le dan al asunto. Digo porque La zorra y no llores más son canciones introspectivas y básicamente feas. Pero tranquilo que esta banda ha ido de ser más hijos de puta a menos. Su debut, homónimo a la banda, fue más raro, más experimental, pero aquí ya encuentras cosas más terrenales y hasta bailables, que vaya, en un momento sí que excitan los nervios.

Entonces, si unes los tremendos azotes al cerebro llamados: Edad legal, El regreso del evangelista, Lucas, Pacífico, Sintetizadores sobre motos, Floto y Ahah; combinados con experimentos más logrados llamados La caja de música y gaviotas perdidas en el mar, tienes un buen disco para hacer volar a todos de tu habitación a la mala.

No tendrán el sentimiento dulce de los Planetas, más bien son algo miserables en su expresar. A cambio te dan más variedad y de que golpean, golpean. Tú descarga nomas.



De mi sangre a tus cuchillas

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16 enero, 2011

Audífonos para el bus – Sennheiser CX300 II Precision


He encontrado unos audífonos aún mejores que los Etymotic (que se me rompieron a los 11 meses de uso). Son los Sennheiser CX300 II. Estoy completamente satisfechos con estos y creo que los tendré de compañeros para la calle un buen tiempo. Recomendados. Saber que también son del tipo in-ear.


 



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Por partes:

Respuesta en frecuencia: (19 – 19KHZ) Los agudos finos, de buena presencia y los medios moderados dan un sonido agradable que logra adquirir cuerpo en ambientes ruidosos.  Los bajos no me terminan de gustar pues aunque son imponentes (cuando tienes el audífono bien puesto) llegan a tener sonidos poco compactos, y más parecen forzados a sonar duro, como un subwoofer cuando lo pones en la esquina de la habitación. De todas formas esto no importa mucho, pues en lugares bulliciosos no se logran apreciar mucho, y en lugares silenciosos te llegas a acostumbrar. 
Conclusión: una buena calibración de frecuencias, muy apropiada para el medio en el que van a ser usados estos “cascos”.

Aislamiento: Es más bajo que los Etymotic, que son los campeones en esto, pero con la ventaja de tener gomas más cómodas que no necesitan recambio cada 2 meses. Ahora bien, el aislamiento puede ser menos, pero lo compensa con el sonido equilibrado que logra “llenar” todo el canal auditivo, lo cual finalmente tiene un efecto aislante importante.

Otros: Buen volumen para los que quieren bulla en sus oídos, distorsión mínima. Buena longitud de cable (1.2m), un poquito más larga que lo necesario quizá pero esta bien, el cable además es asimétrico para colgar en el cuello. Conector dorado en forma de L que da buena conductividad y ocupa poco espacio. Color negro sobrio con el logo famoso ya de Sennheiser en el audífono. Precio razonable. 

Resumen:

Aislamiento: 7 (aunque el sonido brilloso logra llenar el espacio)
Claridad: 6 (no es un sonido tan detallado, Etymotic aquí gana)
Respuesta en frecuencia: 9 (los bajos no convencen, pero de seguro que hay mucha gente que si adorará su sonido). Los alemanes logran un buen sonido dentro de todas las dificultades acústicas de la tecnología in-ear.
Comodidad: 7 (de todas formas un in-ear siempre esta para escuchar máximo unas 4 horas, al menos yo)
Durabilidad: 8 (con 2 cables para cada señal, no hay negativo compartido me refiero, le da más resistencia al tirón)
Precio: 7 (algo de 45 dólares en promedio, buscar Amazon o mandar a traer)

Cuiden sus oídos muchachos

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