05 mayo, 2009

Boris – Smile

 

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Boris –Japon

Smile – 2008

No estoy molesto, de hecho estoy contento que le daré una sorpresa a mis viejos ésta noche pero debo decir esto:

Odio que cuando subo a los carros la bulla que ponen sea siempre más fuerte que la de mis audífonos. Y nunca puedo ganar en eso, claro que podría subirle más y más el volumen al Ipod pero estaría haciendo estallar mis tímpanos, como esos tipos que cuando estas sentados al lado, puedes escuchar claramente las trompetas de la salsita que se están mandando en sus audífonos que casi bailan de intensidad. No, no soy de eso, le pongo el volumen adecuado y me voy a la calle, pero apenas subo al carro está la maldita bulla siempre jodiéndome la existencia.

No detesto a muerte la cumbia ni el reggaetón, sólo los maldigo un poco, pero realmente cuando escucho mañana y tarde las mismas malditas canciones, puta un odio visceral y honesto sale desde mis entrañas hacia esas canciones. Si tan sólo los choferes tuvieran un poco de independencia de gustos, algunos escucharían cumbia, otros mas sabrosones su rica salsa, otros medios tíos su guaracha, otros mas locos rock n’ roll, otros templados su hora del lonchecito, otros medio fercho-snob su rico indie y cosas así. Pero no mierda, todos escuchan esas basuras de frecuencia modulada llamadas Panamericana, OK Radio, La Mega, etc etc. ¿Puta cuando se volvió tan chacra Lima? ¿quien inició este asqueroso círculo de contaminación auditiva? sabemos que la gente escucha música populocha, por tanto las radios ponen eso, pero es responsabilidad de las radios inculcar nuevas corrientes a la gente y no lo hacen porque así nos los sintonizan. Tamare algún reglamente que rompa con toda esta vaina sería la voz. Por ejemplo quitarle de arranque las licencias a las radios mencionadas anteriormente, luego prohibir que un grupo de cumbia saque más de digamos 10 canciones iguales a su hit principal, prohibir generaciones de bandas exitosas tipo “la joven sensación versión 5”, exigir que se pase a Bob Dylan en la hora del lonchecito aunque los tíos no entiendan ni un carajo al inicio, de la misma manera prohibir inapelablemente que se difunda la bachata en las discotecas porque eso me baja las energías SIEMPRE. Cosas así.

Tamare hoy quería escuchar chévere el Sunshine hit me de The bees pa’ relajarme un rato después de la chamba, me subo al carro y puta está sonando una huevada que decía “largatee largateee”… no había duda, era la cumbia otra vez, le hice la guerra subiendo un cachito el volumen y nada, la porquería esa se metía por los audífonos. Luego otra canción, luego un reggaetón y así hasta que me bajé sin poder soportar todo eso más. El disco creo ya había terminado para eso, luego subo a mi otro carro (puta me han mudado en la chamba lejos) y escucho una salsita simpática, decido calmarme y disfrutarla por que no, me gusta la salsa, termina el tumbao’ y puta empieza esa cosa llamada “llevo la vida de un triste payaso…”, era RadioMar que se había vendido ya también a pasar música “variada y alegre”. Estaba jodido. Jodido como el futbol peruano.

Lima, no te odio, de hecho te quiero, me largo de ti los feriados largos pero te quiero, sobre todo cuando sobre ti veo caminar esos cueritos por San Isidro (Juan de Arona con Rivera Navarrete), pero realmente me jodes con todos tus graves problemas de bulla. Encima si proyecto comprarme un auto tengo que enfrentar el tráfico, los trabajos de Sedapal, las pistas rotas, los by-passes sin finalizar (hasta cuándo San Marcos!)

La culpa siempre la tuvo el chino-rata, todos lo sabemos, para vengarme planearé como ir a su celda y de noche poner a todo volumen y con parlantes de 20 pulgadas sin crossover un disco de sus paisanos Boris, para que sepa lo que se siente que te joda la bulla, aunque quizá le termine gustando porque al final este disco es de puta madre.

 

Pd: Ahora si estoy asado, mi hermano se me adelantó en la sorpresa csm! maldito Boris pa ti también!

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